miércoles, 23 de junio de 2021

¿ALGUIEN “DE CONFIANZA” TE HA FALLADO?

¿Alguien “de confianza” te ha fallado?

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Bendiciones,

Enio

Meditación Diaria

¿ALGUIEN “DE CONFIANZA” TE HA FALLADO? 

SALMOS 27:10 “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.” 

¿Por qué será que en tiempos de problemas, muchos de aquellos en quienes más confiamos se olvidan de nosotros? ¿Por qué aquellos amigos con quienes pensamos que podemos contar, inesperadamente desaparecen durante nuestros días más difíciles? Estas son preguntas dolorosas de considerar pero, a veces, éllas representan la cruda realidad. Hay muchas razones por las que otros nos fallan. Aunque examinar las causas no borra nuestro dolor, nos ayuda a procesar y entender el por qué somos frecuentemente decepcionados por nuestros amigos.

Quizás tú has visto algunas de las siguientes situaciones o emociones en la vida de los amigos que se han distanciado de ti: Se sienten incapaces para ayudar; Celos; Insensibilidad; Temor de enfrentar los problemas; Egocentrismo; Un espíritu crítico, etc., etc.

El apóstol Pablo ciertamente estuvo familiarizado con esta lista. Mientras escribía su carta a Timoteo, lo habían abandonado sus amigos y fue dejado para que se enfrentara solo a las amenazas que sobre él se cernían. “nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron”, dice en (**) 2a Timoteo 4:9-18 el versículo 16, pero pon atención a lo que dice el versículo siguiente: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas.”

La fe de Pablo en el SEÑOR, al que amó y en el que confió, se manifiesta en esta frase a pesar de su triste situación.

Esta misma seguridad debemos tenerla nosotros pues DIOS nunca nos dejará ni nos desamparará, como prometió a Josué: "Nadie te podrá derrotar en toda tu vida, y yo estaré contigo así como estuve con Moisés, sin dejarte ni abandonarte jamás." (Josué 1:5).

En los momentos más difíciles de su vida, el mismo JESÚS fue negado y abandonado por Sus discípulos, algunos de los cuales habían prometido dar su vida por él.  Allí en Getsemaní, en el momento en que JESÚS era arrestado, dice la Biblia: “Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.” (Marcos 14:50). Y si esto le pasó a JESÚS, quien sólo derramó amor y misericordia a todos los que estaban a Su alrededor, ¿qué podemos esperar nosotros?

La fidelidad es un atributo de DIOS, pero no es precisamente un atributo humano. Todo lo contrario, por regla general podemos afirmar que, en mayor o menor grado, es la infidelidad lo que nos caracteriza.

En el Salmo 27:10: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos”, el salmista enfatiza en la fidelidad de DIOS, al mismo tiempo que admite que aún sus padres pudieran abandonarlo. 

Esta es la seguridad con la que debemos vivir, que en su inmenso amor y misericordia, DIOS permanece fiel aunque nosotros le seamos infieles. Dice 2a Timoteo 2:13: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo.”

Si has sufrido una decepción producto de que alguna persona amada te falló, reflexiona en esta enseñanza y con todo tu corazón aplícala a tu vida.

Aférrate del amor de DIOS, pasa tiempo con ÉL en oración y deposita en ÉL tu confianza. Muy pronto el SEÑOR sanará tus heridas y llenará tu corazón de Su paz inefable.

OREMOS: PADRE Amado, gracias por Tu fidelidad. Muchas veces te he fallado pero Tú siempre estás dispuesto a acudir en mi ayuda en los momentos difíciles de mi vida. Ayúdame a confiar plenamente en Tí aún cuando mis amigos y los que dicen que me aman, me abandonen. En el nombre de JESÚS, amén.

**Leer 2a Timoteo 4:9-18

Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes, pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia.  Sólo Lucas está conmigo.

Recoge a Marcos y tráelo contigo, porque me es de ayuda en mi ministerio.  A Tíquico lo mandé a Éfeso.

Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos. 

Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Tú también cuídate de él, porque se opuso tenazmente a nuestro mensaje.

En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Que no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

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