¡El SEÑOR RESUCITÓ!
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿TEMES A LA MUERTE?
1A CORINTIOS 15:53-57
“Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto
mortal sea vestido de inmortalidad. Y cuando esto corruptible fuere vestido de
incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se
efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el
aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley. Mas a DIOS
gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.”
En su primera carta a los corintios, el apóstol Pablo les habla de un
tema que siempre ha resultado muy difícil de entender y sobretodo de aceptar:
lo inevitable que es la muerte. “Es menester…”, dice este pasaje. Todos,
absolutamente todos, sin excepción, algún día llegaremos al final de nuestras
vidas en este mundo. Sin embargo a pesar de lo normal e inevitable, es motivo
de preocupación para muchos.
Y a veces la preocupación por la muerte es tan grande que hay personas
que viven sufriendo y llenas de temor, preguntándose: “¿Hay vida después de la
muerte?” “¿Qué hay más allá de la muerte?” Según el diccionario, “muerte” es
“la extinción de la vida”. Esta definición implica que al producirse la muerte
se acaba la vida. Pero, ¿es ésto totalmente cierto? ¿Queda el hombre reducido
al polvo y ahí termina todo? ¿O hay algo más a pesar de que nuestro cuerpo esté
inerte y en descomposición?
La intención de Pablo era traer esperanza a aquellos creyentes que
temían a la muerte, simplemente mostrándoles que después de la muerte les
espera la victoria. Esta esperanza es la única fuente de verdadero y profundo
consuelo en medio de la aflicción por la muerte de un ser querido.
¡Cuántas veces hemos visto el testimonio de alguien que, encontrándose
en esta situación, muestra una paz asombrosa! ¿Cómo se explica esto? Sólo
existe una explicación: ésta es la paz que proviene de la absoluta certeza de
que ese ser querido que en vida creyó en Cristo está ahora disfrutando de una
vida mucho mejor junto al Señor, y la esperanza de que algún día estarán juntos
de nuevo, y entonces será para siempre.
Presintiendo que su final se acercaba, el apóstol Pablo escribió a su
hijo espiritual Timoteo asegurándole que él se había mantenido firme en la fe
durante su vida y por eso “me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el
Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida.” (2a Timoteo 4:6-8). Esta seguridad en la victoria podemos
tenerla todos los que hemos aceptado a Jesucristo como Salvador. Las palabras
de Jesús a Martha, la hermana de Lázaro, hoy llegan hasta nosotros con el mismo
poder con que el Señor las pronunció: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá.” (Juan 11:25). Por eso Pablo pudo declarar: "Para mí el
vivir es Cristo, y el morir es ganancia." (Filipenses 1:21).
Si tú has aceptado a Jesucristo como tu Salvador, puedes tener la
absoluta seguridad de que ya tienes tu entrada al cielo para el día que partas
de este mundo. Si aún no lo has hecho, y de corazón crees que Jesús es el Hijo
de DIOS, que murió en la cruz por tus pecados y que DIOS lo resucitó de los
muertos, lo único que tienes que hacer es confesarlo con tus labios, pidiendo
al Señor que entre en tu corazón. De esta manera recibirás el regalo de la vida
eterna. Eso dice la Biblia en Romanos 10:9-10… "Si
con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo
resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se
cree para alcanzar la justicia, y con la boca se reconoce a Jesucristo para
alcanzar la salvación."
ORACIÓN: Padre Santo, gracias por la victoria de Jesús en la cruz. Ayúdame a
vivir confiando plenamente en que esa victoria es mía y que cuando parta de
este mundo la disfrutaré plenamente junto a Tí por la eternidad. En el nombre de
Jesús, amén.
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