Obedezcamos al Maestro …
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ENEMIGOS Y ALIADOS
PROVERBIOS 25:21-22 “Si tu enemigo tiene
hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se
avergüence de su conducta, y el Señor te lo recompensará.”
Los seres humanos
clasificamos a las personas que nos rodean, conocidos y relacionados, en dos
grandes categorías: enemigos y aliados. Todo lo vemos en términos de conflicto
bélico y miramos a las personas como gente que nos apoya o como gente
que se opone a nosotros. O piensan igual que nosotros y por ende son amigos o
asumen posiciones diferentes a las nuestras y por lo tanto se convierten
automáticamente en nuestros grandes adversarios.
Todo lo vemos desde el punto
de vista del utilitarismo. Si una persona
es útil para nuestros propósitos lo consideramos como aliado
y si la persona no aporta hacia el logro de nuestros propósitos la consideramos como enemigo
personal. El trato que damos a nuestro prójimo depende de a cuál categoría
pertenece, todo de acuerdo con esta simplista clasificación a la que los
sometemos.
Éste no es el comportamiento
que DIOS nos ha enseñado por medio Su Palabra. ÉL nos ha mostrado algo
profundamente mucho más radical que fluye a contracorriente con las prácticas del mundo.
De acuerdo con lo que DIOS nos enseña, nuestro amor no puede ser orientado de
acuerdo a nuestra manera de entender al mundo y de clasificar a las personas como enemigos
o amigos. El trato debe ser igual para ambos porque así DIOS lo ordena.
Como con
todos los mandamientos de DIOS, la obediencia a éllos trae bendiciones y
recompensas pero éstas no las llegaremos a conocer hasta tanto hayamos cumplido
con nuestra parte del convenio la cual es obedecer a DIOS.
Dejemos de ver a nuestro
prójimo bajo el cristal de las categorías y compartamos con éllos el amor que DIOS
ha derramado en nuestros corazones, independientemente de la posición que éllos
sostengan con relación a la nuestra. Ya basta de odios y envidias; obedezcamos
al Maestro.
ORACIÓN: Padre Celestial. Hoy entiendo
mejor las enseñanzas tuyas sobre el amor al prójimo y en especial hacia mis
enemigos. Tú sabes que me es difícil tratar a todos por igual, por ello te
ruego que tomes todas las áreas de mi vida, incluyendo la emocional y cambies
mi odio por amor, mi rencor por reconciliación. Gracias porque eres el
primero en demostrarme tanto amor sin merecerlo. Gracias por perdonarme y darme el
poder de tu Santo Espíritu para enseñarme a obrar correctamente. En el nombre
de Jesús, amén.
“Y si
hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para
recibir otro tanto. Amad, pues,
a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será
vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque ÉL es benigno para
con los ingratos y malos”,
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