Desahógate…
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
A VECES ES BUENO LLORAR
JUAN 11:35 “Jesús
lloró”
Muchas
personas que se encuentran en un estado depresivo han llegado a ese punto
porque, de alguna manera, se las arreglaron para mantener su tristeza en
secreto. Poco a poco fueron “embotellando” dentro de éllas el dolor y la
aflicción por la que han estado pasando prefiriendo sufrirla solas.
La
aflicción presenta un dilema para muchos creyentes. Cuando sentimos el profundo
dolor de alguna pérdida, o de una crisis que estamos atravesando, a menudo lo
ocultamos, creyendo que debemos estar gozosos externamente independientemente
de lo que haya sucedido. Pero no debemos actuar así.
Cuando
Pablo escribió a los filipenses exhortándolos a “regocijarse siempre” (Filipenses 4:4), se
encontraba preso y a la espera de una muerte casi segura. El pensar que pronto
estaría con su Señor era para el motivo de gozo, aunque en aquel momento
estuviese pasando por muchos sufrimientos. Por éso, en su carta, animó a los
filipenses a que se regocijaran pensando en la vida venidera.
Para los
cristianos debe ser motivo de gozo saber que los sufrimientos de esta vida son
transitorios y que nos espera toda una eternidad en la que disfrutaremos de la
paz y el gozo de DIOS, pero ésto no quiere decir que mientras llega ese momento
no vamos a sufrir y a llorar en ocasiones. El mismo Pablo escribe en Romanos
8:18: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo
presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de
manifestarse.”
Llorar
puede ser beneficioso en ocasiones. El llanto permite el desahogo de
sentimientos que, de acumularse, pueden llegar a afectarnos profundamente.
Claro que no debemos dejarnos controlar por el llanto y la tristeza, sino estar
conscientes de que aunque es algo natural en esta vida, tenemos un Padre
amoroso en el cual podemos apoyarnos y del cual vamos a obtener siempre el
oportuno socorro, y la solución de aquello que nos hace sufrir. En medio de su
sufrimiento, David escribió el Salmo 6 en el que derrama su dolor, pero al
mismo tiempo declara la razón de su esperanza y el fin de sus aflicciones.
No temas
llorar si estás pasando por momentos de aflicción; no hay nada de malo en éso.
Pero no olvides que el Señor está muy atento a tus problemas y que anhela
abrazarte y llorar junto contigo, consolarte y asegurarte que nada ni nadie
podrá evitar que disfrutes de la victoria que ÉL obtuvo para tí en el Calvario.
ORACIÓN: Gracias, mi Padre Amado, por la seguridad que Tu Palabra
me hace sentir de que en medio de mi aflicción se mueve Tu Santo Espíritu para
consolarme y fortalecerme, y llenar de gozo mi corazón. Te alabo y te exalto.
En el nombre de Jesús, amén.
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