Temor:
Reverencia y respeto.
Comparte
esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CAMINO DE LA VIDA
PROVERBIOS
19:23 “El temor del SEÑOR conduce a la
vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas”.
Cuando
alguien no tiene temor de la autoridad, es capaz de cometer cualquier clase de
desmanes. Si bien la palabra temor está íntimamente asociada con el concepto
del miedo, sentir temor implica respeto hacia aquello que inspira temor; puede
ser una persona, una situación, un animal o un objeto.
Muchos
habrán escuchado la expresión «No le
tengo miedo al mar, pero sí lo respeto.» Pues bien, éste es más o menos el
sentido de lo que significa la palabra temor.
El
Diccionario de la lengua española de la R.A.E. define el temor de DIOS como “Miedo reverencial y respetuoso que se debe
tener a DIOS.” También define miedo como “Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a
lo que desea.” Existe otra acepción que tiene que ver con la angustia
relacionada con el uso más común de la palabra miedo, pero esa no es la que
aquí nos concierne.
El
temor del Señor está representado por la reverencia, el respeto y la obediencia
que necesariamente surge de los dos primeros. Volviendo al texto de la palabra
de hoy, vemos que el resultado o consecuencia de manifestar temor de lo que
Dios representa─justicia, disciplina, corrección, etc.─ es la vida tranquila y
libre de problemas.
¿No
es ésta la vida que todos buscamos? ¿Por qué, entonces, pocos pueden alcanzar
la meta de una vida sosegada y feliz?
La
respuesta está en que muy pocos se encaminan por la senda del temor de DIOS y
cuando alguien los orienta para que lo hagan, asumen que temor implica miedo y
terminan en un estado de angustia peor que el que mostraban antes de ser
orientados.
El
temor del Señor es comprender el inmenso amor y la gracia que DIOS ha mostrado
hacia nosotros. El temor del Señor es vivir de acuerdo a los supremos
mandamientos de amar a DIOS con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma,
con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas y amar a nuestro prójimo
como a nosotros mismos.
Concentra
tus planes y todos tus esfuerzos en cumplir con estos dos mandamientos y
poseerás sabiduría y conocimiento más allá de lo que puedas imaginar.
Acerquémonos,
pues, a DIOS con temor ─respeto, reverencia, obediencia─ y estaremos
recorriendo el camino de la vida. Sólo Jesucristo, quien venció a la muerte,
puede darte vida y vida en abundancia. ¡SÓLO A DIOS SEA LA GLORIA!
ORACIÓN:
Señor mi DIOS ayúdame a cumplir el supremo mandamiento
de amarte a TÍ con todo mi corazón,
con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas y que debo amar a mi
prójimo como a mi mismo. Que lo pueda compartir a mis seres queridos. En el
nombre de Cristo, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario