¡Comienza hoy!
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BUSCA TEMPRANO AL SEÑOR
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SALMO 63:1-2 “¡Dios, Dios mío eres
tú! ¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de
ti, mi carne te anhela en tierra seca y árida
donde no hay aguas, 2 para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado
en el santuario.”
Tú probablemente has oído decir que la
comida más importante del día es el desayuno. Un concepto parecido se aplica a
nuestro corazón y a nuestra mente. El combustible que les damos cada mañana
afecta en gran medida el resto del día.
David comenzaba su día con DIOS. En el
Salmo 63, dice que buscaba al Señor de madrugada (que significa encarecidamente,
insistente-mente). Se despertaba con hambre de su Creador, y después de llenar
su anhelante alma con la plenitud de DIOS, exclamaba alabanzas y acciones de
gracias al Señor. Incluso, cuando llegaba la noche, mientras estaba en su cama,
seguía pensando en su Padre Celestial.
Imagínate lo que es tener un día así,
lleno de gozo y de gratitud a DIOS, desde temprano hasta tarde por la noche.
Esto es posible cuando apartamos el comienzo del día para pasarlo con el Señor,
escuchando cómo nos habla a través de Su Palabra, a la vez que nosotros le
abrimos nuestro corazón en oración.
Nuestra bendición será aún mayor si nos
mantenemos conscientes del Señor a lo largo del día, y al llegar la noche, contemplando
lo que ÉL es, y la manera cómo actúa. Buscar al Señor no sólo llena nuestra alma vacía, también acrecienta
nuestra hambre de ÉL cada vez más.
¿Te resulta difícil pasar tiempo con el
Señor cada mañana? Los hábitos que duran toda una vida comienzan con pasos
pequeños, no grandes, y tampoco con resoluciones abrumadoras.
Comienza hoy, apartando al menos quince minutos en la
mañana, especialmente antes de llenarte de una lista larga de compromisos. Hazlo
durante varios días, y mira si el Señor empieza a satisfacer tu alma y a
aumentar tu hambre de ÉL.
ORACIÓN: Padre
Celestial, ayúdame a tener la necesidad de encontrarme diariamente Contigo, y
muy temprano en la mañana. Ayúdame para ser constante en buscarte y alimentarme
de Tí. Que, al leer Tu Palabra, Tu Espíritu Santo me guíe y ayude a
comprenderte y entenderte mejor cada día. Te lo pido en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, amén.
¡Dios, Dios mío eres tú! ¡De madrugada te
buscaré! Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela en tierra seca y árida donde
no hay aguas, 2 para ver tu poder y tu gloria, así como te he
mirado en el santuario. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis
labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre
alzaré mis manos.
5 Como de médula y de grosura será saciada mi
alma, y con labios de júbilo te alabará mi boca, 6 cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando
medite en ti en las vigilias de la noche, 7 porque has sido mi socorro y así en la sombra
de tus alas me regocijaré. 8 Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha
sostenido.
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