Todo lo que sembramos, lo tenemos que cosechar,
con consecuencias.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
TIEMPO DE PLANTAR
Nuestro Pan Diario
GÁLATAS 6:10a
“Por eso, siempre que podamos,
hagamos bien a todos…”
En
este preciso momento, en algún lugar en el mundo, algún agricultor está echando
semillas en la tierra. Pronto esas semillas comenzarán a cambiar en el lugar
donde fueron plantadas. El suelo cuidadosamente preparado que hoy parece árido
se convertirá en un campo listo para la cosecha.
De
igual modo, los buenos propósitos que hicimos hace varios meses, al comienzo
del año nuevo, pueden ser semillas echadas para alterar el paisaje de la vida
para los demás y para nosotros mismos.
Esta
oración de San Francisco de Asís es un poderoso modelo de este anhelo de traer
un cambio positivo a este mundo en sufrimiento:
“Señor, haz
de mí un instrumento de Tu paz.
Donde haya
odio, déjame plantar amor;
Donde haya
daño, perdón;
Donde haya
duda, fe;
Donde haya
desesperación, esperanza;
Donde haya
tinieblas, luz; y
Donde haya
tristeza, gozo.”
El
agricultor que siembra trigo jamás se sorprende cuando brota la espiga del
suelo donde ha sido plantada. Así es la
ley universal de la siembra y la cosecha: “No se engañen ustedes: nadie
puede burlarse de DIOS. Lo que se siembra, se cosecha.” (Gálatas
6:7).
Nuestra
naturaleza pecaminosa dice: “Complácete, deléitate”, mientras que el Espíritu
nos insta a agradar a DIOS.
Hoy es tiempo de plantar. DIOS ha
prometido: “A su tiempo segaremos, si no desmayamos”. ¡Que DIOS te bendiga! Siembra hoy lo que quieras cosechar mañana
ORACIÓN: DIOS mío, gracias por hacerme recordar mis promesas y los buenos
propósitos que hice al principio de año.
Ayúdame para que las haga realidad.
En el nombre de Cristo, amén.
Lectura Bíblica: Gálatas 6:6-10
6 El que recibe instrucción en el mensaje del
evangelio, debe compartir con su maestro toda clase de bienes.
7 No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de
DIOS. Lo que se siembra, se cosecha. 8 El que siembra en los malos
deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en
el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. 9 Así
que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su
debido tiempo cosecharemos. 10 Por eso, siempre que podamos, hagamos
bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe.
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