Sólo la Biblia puede transformar.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
UN PERIPLO DE FE
Nuestro Pan Diario
JUAN 20:31 “Pero éstas
se han escrito para que creáis que Jesús
es el Cristo, el Hijo
de DIOS…”
Desde su primera publicación en 1880, la novela de Lew
Wallace, Ben-Hur, nunca se dejó de imprimir. Se lo ha llamado el libro
cristiano más influyente del siglo xix, y hoy sigue atrayendo lectores, ya que
entrelaza la historia verdadera de Jesús con la ficticia de un joven príncipe
judío, Judah Ben-Hur.
Amy Lifson, escritora para la revista Humanities, afirmó: «Así como Ben-Hur guió a sus lectores por las escenas de la
Pasión, también llevó a Lew Wallace a creer en Jesucristo». Wallace
declaró: «He visto al nazareno […]. Lo vi hacer obras
que ningún simple mortal podía hacer».
El registro de la vida de Jesús en los Evangelios nos
permite caminar junto a ÉL, ver Sus milagros y escuchar Sus palabras. En la
conclusión de su Evangelio, Juan escribió: «Hizo además
Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están
escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es
el Cristo, el Hijo de DIOS, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:30-31).
Tal como la
investigación y la lectura de la Biblia llevaron a Wallace a creer en Jesús, la
Palabra de DIOS transforma nuestra mente y nuestro corazón, para que tengamos
vida eterna en y por medio del Señor.
ORACIÓN: Señor, que el registro de Tu vida quede grabado en nosotros; aumenta
nuestra fe. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
Lectura: Juan 20:24-31
Juan 20:24-31 (RVR1995)
Incredulidad de
Tomás
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo,
no estaba con ellos cuando Jesús se presentó. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: —¡Hemos
visto al Señor!
Él les dijo: —Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi
dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después estaban otra vez sus
discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, se puso en medio y les dijo: — ¡Paz a vosotros! 27 Luego dijo a Tomás: —Pon aquí tu dedo y mira mis manos; acerca tu mano
y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
28 Entonces Tomás respondió y le dijo: — ¡Señor
mío y Dios mío!
29 Jesús le dijo: —Porque me has visto, Tomás,
creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
El propósito del
libro
30 Hizo además Jesús muchas otras señales en
presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en
su nombre.
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