A DIOS sabe cómo debemos responder…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
NINGUNA PRUEBA
ES MÁS GRANDE QUE DIOS
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JUDAS 1:24,25 “24 A aquel que es
poderoso para guardaros sin caída y presentaros sin mancha delante de su gloria
con gran alegría, 25 al
único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder,
ahora y por todos los siglos. Amén.”
DIOS ha
prometido que no tenemos que rendirnos a la atracción del pecado. ÉL le fija un límite a la tentación y nos da
una salida: “13 No os ha
sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.” (1a Corintios 10:13).
Jesús
comprobó la verdad de esta promesa en Su experiencia del desierto. El Espíritu Santo
llevó a Jesús allí, donde fue tentado por Satanás (Mateo 4:1-11). Nuestro Salvador resistió con éxito las
incitaciones del diablo, recordando quién era el Padre y qué había prometido.
DIOS limitó la tentación a Cristo a tres desafíos. La salida fue por medio de
la poderosa verdad de las Sagradas Escrituras.
El Señor
también ha prometido protegernos de dar pasos en falso. Vivimos en un mundo lleno de minas terrestres
que están ocultas de nuestra vista o disfrazadas como algo bueno. Nosotros no
las buscamos. Pero una vez que explotan, conducen a la infidelidad. Por
ejemplo, Pedro tuvo una conversación con una criada, y
terminó negando que conociera a Jesús (Mateo 26:69-72). Al igual que al apóstol, a veces se nos
hace difícil advertir el peligro potencial de una situación, pero nuestro Padre
Celestial sabe lo que está involucrado. ÉL sabe cómo debemos responder.
Ya sea que
tú enfrentes tentaciones o dificultades inesperadas, la estrategia tiene que
ser la misma: dirige tu atención al Todopoderoso y mantenla allí hasta que tu
mente se llene del conocimiento de ÉL. Deja que la Biblia guíe tus oraciones, y
permanece firme hasta que te llegue la ayuda prometida.
OREMOS: Gracias
Padre Celestial porque Tú nos das la fuerza necesaria para no rendirnos ante la
atracción del pecado. Tu Hijo venció al maligno, con la poderosa verdad de las
Sagradas Escrituras.
Ayúdame
Señor a que diariamente lea Tu Palabra, y que
Tu Espíritu
Santo me guíe para entenderla, comprenderla y amarte.
Ayúdame a
compartir lo aprendido. En el nombre de Cristo, amén.
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