lunes, 11 de mayo de 2020

HACE MUCHO TIEMPO

Gracias SEÑOR.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
HACE MUCHO TIEMPO

2a CORINTIOS 11:25b-26 "...tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar. Mi vida ha sido un contínuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles,
peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar
 y peligros de parte de falsos hermanos".

Cuando San Pablo escribió a la iglesia en Corinto, podía recordar claramente su naufragio y el tiempo que estuvo a la deriva en el mar.
Millvina Dean, quien murió en el 2009, no tuvo tales recuerdos. Fue la última pasajera sobreviviente del Titanic, que nunca pudo recordar el choque y el pánico, ni tampoco cuando fue puesta en un saco de correo y bajada hacia un bote salvavidas, mientras el transatlántico se hundía.
No debería sorprendemos la incapacidad de Millvina de no haber podido recordar lo que sucedió esa terrible noche ya que, con sólo nueve semanas de vida, era la pasajera más pequeña a bordo de ese gran barco. Élla tenía casi nueve años cuando su madre al fin le contó la historia del desastre. Recién entonces se enteró que su padre se había ahogado con los otros 1.500 pasajeros que murieron esa noche.
Si bien hay diferencias entre los naufragios de San Pablo y de Millvina, también hay una similitud: ambas personas fueron salvadas completa y totalmente por la acción de otra persona: élla fue salvada por manos desconocidas que la bajaron a la seguridad del bote salvavidas, mientras que Pablo, junto con el resto de nosotros, fue rescatado por la sangre derramada por nuestro SALVADOR.

Gracias a que JESÚS hizo lo que hizo dedicando SU vida y SU muerte a salvarnos, es que hemos sido perdonados y recibido la promesa de un refugio con ÉL en el cielo.
Y así como Millvina estuvo agradecida toda su vida a esas manos desconocidas que la habían rescatado, es justo que nosotros alabemos a JESÚS en todo momento por la salvación que nos regaló con SU vida.
OREMOS: Amado SALVADOR, te doy gracias porque por TU sacrificio perfecto, he sido rescatado/a de la muerte y la condenación eterna. Ayúdame para que nunca olvide el sacrificio que hiciste en la cruz del Calvario por mí. En amor de CRISTO JESÚS, amén.
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