lunes, 14 de octubre de 2013

AYUDAR AL QUE SUFRE

Ama a tu prójimo…
Comparte esta meditación.
Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
AYUDAR AL QUE SUFRE
1a CORINTIOS 13:13 " Tres cosas hay que ahora permanecen: la fe, la esperanza, el amor. De todas ellas, la más grande es el amor."
Al preguntar a las personas que sufren, «¿Quién te ayudó?», nadie menciona a doctores en de teología de algún prestigioso seminario y a ningún filósofo famoso.
Todos tenemos la misma capacidad de ayudar a los que sufren. Nadie puede empaquetar o embotellar la respuesta «apropiada» al sufrimiento.
Cuando preguntamos a los que están sufriendo… casi todos tienen una reacción diferente. Algunos recuerdan a algún amigo que con alegría los ayudó distrayéndolos de su pesar. Otros consideran esa pregunta como insultante. Algunos quieren una charla franca y honesta. Otros encuentran dicha conversación insoportablemente deprimente.
No existe una cura mágica para la persona que sufre. Por encima de todo, dicha persona necesita amor, porque éste instintivamente detecta lo que le hace falta.
Jean Vanier, fundador del movimiento L’Arche (El Arca), para los que sufren discapacidad, dice: «Las personas heridas, que  han sido quebrantadas por el sufrimiento y la enfermedad, sólo piden una cosa: un corazón que las ame y se comprometa con éllas, un corazón lleno de esperanza en éllas».
Puede que tal amor sea doloroso para nosotros, pero el apóstol Pablo nos recuerda que el amor verdadero, «disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.» (1 Corintios 13:7)
En Su habitual forma de hacer las cosas, DIOS usa a personas corrientes para producir Su sanidad. Los que sufren no necesitan nuestro conocimiento, sino nuestro amor. — PY
ORACIÓN: Señor, dame el don de llevar Tu amor hacia los demás y ayúdame para poder darlo al que lo necesita. Gracias Señor. Por Cristo Jesús, amén.
Lectura Biblica: 1 Corintios 13
1 ¿De qué me sirve hablar lenguas humanas o angélicas? Si me falta el amor, no soy más que una campana que repica o unos platillos que hacen ruido. ¿De qué me sirve comunicar mensajes de parte de Dios, penetrar todos los secretos y poseer la más profunda ciencia? ¿De qué me vale tener toda la fe que se precisa para mover montañas? Si me falta el amor, no soy nada. ¿De qué me sirve desprenderme de todos mis bienes, e incluso entregar mi cuerpo a las llamas? Si me falta el amor, de nada me aprovecha.
El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos.
No es grosero, no es egoísta, no pierde los estribos, no es rencoroso.
Lejos de alegrarse de la injusticia, encuentra su gozo en la verdad.
Disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.
El amor nunca muere. Vendrá, en cambio, un día en que nadie comunicará mensajes de parte de Dios, nadie hablará en un lenguaje misterioso, nadie podrá presumir de una profunda ciencia.
Ahora, en efecto, nuestro saber es limitado, limitada nuestra capacidad de hablar en nombre de Dios.
10 Mas cuando venga lo completo, desaparecerá lo que es limitado.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al hacerme adulto, dije adiós a las cosas de niño.
12 Ahora vemos confusamente, como por medio de un espejo; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco sólo de forma limitada; entonces conoceré del todo, como Dios mismo me conoce.

13 Tres cosas hay que ahora permanecen: la fe, la esperanza, el amor. De todas ellas, la más grande es el amor.

No hay comentarios: