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Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ADVERSIDADES AUTOPROVOCADAS
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SALMOS 119:71 " Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus
estatutos."
Las dificultades que
enfrentamos se originan de una de tres fuentes. Algunas son enviadas por DIOS
para probar nuestra fe, otras son el resultado de los ataques de Satanás, y
otras se deben a nuestras decisiones pecaminosas.
Al considerar estas tres
causas, creo que la mayoría de nosotros diría que la más difícil de soportar es
la última, porque no tenemos a nadie a quien culpar sino a nosotros mismos, y
porque nos parece que nada bueno aportarán. Después de todo, la Biblia dice que
"cosecharemos
lo que hemos sembrado" (Gálatas 6:7), por lo que no vemos nada por
delante, excepto una cosecha dolorosa.
Lo que ésta manera de pensar
no toma en cuenta es la capacidad redentora del Señor. Aunque ÉL nunca promete
eliminar las consecuencias del pecado, sí puede usar nuestros fracasos para
enseñarnos a temerle, aborrecer el mal y caminar en obediencia. Las lecciones
difíciles que aprendemos pueden también convertirse en nuestra protección
contra el pecado en el futuro. Al haber experimentado el dolor producido por
nuestras decisiones, la experiencia nos enseña y somos más propensos a no tomar
el mismo camino otra vez.
DIOS a menudo utiliza nuestros
propios errores como herramientas para captar nuestra atención. ÉL no impedirá
que Sus hijos dejen de ser castigados por su pecado, porque sabe que éste nos
roba bendiciones, oportunidades y también la oportunidad de mejorar nuestro
carácter.
Por más dolorosa que pueda ser
tu situación, da gracias al Padre Celestial por amarte y disciplinarte. Cuando
aprendemos de la experiencia, las cicatrices del pecado pueden llevarnos a la
restauración, y a una nueva y más estrecha relación con nuestro Señor y
Salvador.
ORACIÓN:
Amantísimo Padre Celestial. Me acerco a Ti para pedirte perdón por las faltas y
pecados que he cometido. Tú como Padre me disciplinas a través de las pruebas.
La experiencia que he vivido me enseñó a no volver por ésos caminos. Aprendí a
amarte y a ser agradecido por las muestras de Tu amor. En el nombre de Cristo, amén.
Bien has hecho con tu siervo, Jehová, conforme a tu palabra. 66 Enséñame
buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído. 67 Antes
que fuera yo humillado, descarriado andaba; pero ahora guardo tu palabra. 68 Bueno
eres tú, y bienhechor; ¡enséñame tus estatutos!
69 Contra
mí forjaron mentira los soberbios, pero yo guardaré de todo corazón tus
mandamientos. 70 Se engrosó el corazón de ellos como sebo, mas yo en
tu Ley me he regocijado. 71 Bueno me es haber sido
humillado, para que aprenda tus estatutos. 72 Mejor me es la Ley de tu
boca que millares de oro y plata.
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