miércoles, 21 de octubre de 2015

ALIENTO DIVINO EN MOMENTOS DIFÍCILES

Nunca estamos sólos.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
ALIENTO DIVINO EN MOMENTOS DIFÍCILES
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JUECES 7:8-9 "Habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres. El campamento de Madián le quedaba abajo, en el valle. Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: «Levántate y desciende al campamento, porque yo lo he entregado en tus manos."
Ayer leímos la manera como DIOS redujo el ejército de Gedeón, de 32.000 a solo 300 hombres, antes de una importante batalla. Hoy veremos lo que pasó después.
Gedeón, sin duda, se sentía ansioso. Iba a atacar a un campamento enemigo de más de 130.000 soldados con solo un puñado de hombres. Pero en este aterrador momento, DIOS le dio a Gedeón lo que más necesitaba: aliento.
DIOS despertó a Gedeón en medio de la noche, y lo puso en un lugar estratégico para que oyera a un soldado enemigo contar un sueño terrible —¡una visión de la victoria de los israelitas! Esta increíble circunstancia le aseguró a Gedeón que el Señor estaba actuando en su difícil situación. DIOS utilizó ese incidente para demostrar su sensibilidad ante el temor de un hombre.
Piense en cuán poderosas son las palabras de aliento de un amigo. Son como una bendición inesperada que nos cae del cielo justamente en el momento más difícil. No se trata de un “afortunado accidente”, sino de palabras preciosas creadoras de confianza, venidas de parte de DIOS.
El desafío que tenemos es sencillamente recordar las veces que nuestro amoroso Padre celestial nos dio aliento en el pasado. Confiando en la evidencia de su fidelidad, podemos enfrentar el futuro con valentía, sabiendo que no estamos solos.
Como habitantes de un mundo caído, a veces enfrentaremos angustias, temores y obstáculos al parecer insuperables. Pero, como hijos de DIOS, salvados por Jesucristo y seguros en ÉL, nunca estamos más allá del aliento que nos da el Señor.
ORACIÓN: Gracias Señor porque a través de Tu Palabra nos enseñas que no estamos sólos y que Tú nos das aliento para superar mis problemas y dificultades y seguir adelante. Gracias Señor. En el nombre de Cristo, amén.
Habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres. El campamento de Madián le quedaba abajo, en el valle.
Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: «Levántate y desciende al campamento, porque yo lo he entregado en tus manos. 10 Si tienes temor de descender, baja al campamento con tu criado Fura, 11 y oirás lo que hablan. Entonces te animarás y descenderás a atacarlos.»
Gedeón descendió con su criado Fura hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento. 12 Los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente se habían esparcido por el valle como una plaga de langostas, y sus camellos eran innumerables como la arena que se acumula a la orilla del mar.
13 En el momento en que llegó Gedeón, un hombre contaba un sueño a su compañero, diciendo: —He tenido un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián. Llegó a la tienda y la golpeó de tal manera que cayó; la trastornó de arriba abajo y la tienda cayó.
14 Su compañero respondió: —Esto no representa otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento.
15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró. Después volvió al campamento de Israel y dijo: «Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.»
16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, puso trompetas en manos de todos ellos, y cántaros vacíos con antorchas ardiendo dentro de los cántaros, 17 y entonces les dijo: «Miradme a mí y haced como hago yo; cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. 18 Tocaré la trompeta, y también todos los que estarán conmigo; entonces vosotros tocaréis las trompetas alrededor de todo el campamento, gritando: “¡Por Jehová y por Gedeón!”»
19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que éste llevaba consigo, al extremo del campamento, cuando acababan de renovar los centinelas de la guardia de la medianoche. Tocaron entonces las trompetas y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Los tres escuadrones tocaron las trompetas y, quebrando los cántaros, tomaron con la mano izquierda las antorchas y con la derecha las trompetas que tocaban, y gritaron: —¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!
21 Los israelitas se mantuvieron firmes cada uno en su puesto alrededor del campamento, y todo el ejército madianita echó a correr dando gritos y huyendo. 22 Mientras los trescientos tocaban las trompetas, Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, hasta la frontera de Abel-mehola, en Tabat.
23 Se reunieron entonces los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, y persiguieron a los madianitas.
24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, que decían: «Descended al encuentro de los madianitas; tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen.»
Unidos, todos los hombres de Efraín tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. 25 Capturaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb. Después que persiguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.


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