martes, 20 de octubre de 2015

CUANDO TODO ESTÁ EN TU CONTRA

Sólo DIOS lo puede hacer.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUANDO TODO ESTÁ EN TU CONTRA
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JUECES 7:7 "Entonces Jehová dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.»"
¿Te has sentido alguna vez contra la pared, con todo en tu contra? En situaciones así, los cristianos muchas veces se niegan a reconocer una verdad importante: Que DIOS sea, en realidad, el causante de sus circunstancias.
Tú podrías pensar: No puede ser, porque DIOS me protegería de esas cosas. Quienes me están haciendo ésto son el mundo y Satanás. Quizás. Sin embargo, es posible que DIOS esté tratando de decirte algo, pero ÉL necesita primero captar tu atención.
En la Biblia vemos una y otra vez que el Señor utiliza las circunstancias para desarrollar fe en nosotros. Es fácil confiar en ÉL cuando todo nos va bien. Pero DIOS muchas veces nos quita comodidades y falsas seguridades para recordarnos que ÉL es nuestra única fuente de fortaleza.
Piensa en el pasaje de hoy. Gedeón estaba listo para dirigir un ejército poderoso de 32.000 hombres contra el enemigo. Pero el Señor intervino en tres momentos distintos, reduciendo a menos del uno por ciento el tamaño original del ejército israelita.
Nosotros habríamos respondido: “¡¿Qué?!” ¡Es imposible derrotar las fuerzas enemigas con solo 300 hombres!” Éso probablemente era cierto; 300 hombres sólos no podían, pero el Señor sí podía —y esa fue la lección que Gedeón aprendió—.
Cuando las circunstancias no estén a tu favor, no pienses que DIOS te ha abandonado. Tus amigos, dinero y éxito pueden desaparecer, pero éstos no ganarán la batalla de todos modos.
Mantente firme, con la mirada puesta en el Señor, y una vez que te quedes sin nada, te maravillará de lo que tu Padre Celestial hará.
ORACIÓN: Padre Celestial. Ayúdame a superar la prueba que estoy afrontando. Sé que Tú lo puedes hacer. Tengo fe que Tú no me abandonas y siempre estás a mi lado. Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
 Jerobaal, que es otro nombre de Gedeón, y todos los que estaban con él, se levantaron de mañana y acamparon junto a la fuente Harod. El campamento de los madianitas les quedaba entonces al norte, en el valle, más allá del collado de More.
Jehová dijo a Gedeón: «Hay mucha gente contigo para que yo entregue a los madianitas en tus manos, pues Israel puede jactarse contra mí, diciendo: “Mi mano me ha salvado.” Ahora, pues, haz pregonar esto a oídos del pueblo: “Quien tema y se estremezca, que madrugue y regrese a su casa desde el monte de Galaad.”»
Regresaron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil.
Jehová dijo de nuevo a Gedeón: «Aún son demasiados; llévalos a beber agua y allí los pondré a prueba. Del que yo te diga: “Vaya este contigo”, irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: “Que éste no vaya contigo”, el tal no irá.»
Entonces Gedeón llevó el pueblo a las aguas, y Jehová le dijo: «A cualquiera que lama las aguas con la lengua como lo hace el perro, lo pondrás aparte; y lo mismo harás con cualquiera que doble sus rodillas para beber.»
El número de los que lamieron llevándose el agua a la boca con la mano fue de trescientos hombres; el resto del pueblo dobló sus rodillas para beber las aguas.
Entonces Jehová dijo a Gedeón: «Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.»


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