Paz y seguridad.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
LA ANSIEDAD
PROVERBIOS 1:33 «Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado
y sin temor del mal.»
Las
experiencias afectan la manera como las personas piensan de sí mismas, y lo que
eligen creer. A veces, las experiencias negativas crean un patrón de
pensamiento perjudicial que se repite constantemente en la mente de una
persona, generando ansiedad en el corazón. Detenerla definitivamente requiere
fe en el Señor.
Por
ejemplo, supongamos que los esfuerzos de una niña por hacer bien las cosas
fueron a menudo rechazados por sus padres. Élla les escuchaba decir: "No
lo hiciste bien", o "Tu hermana lo hacía mucho mejor a tu edad"…
La niña rara vez recibía elogios por un trabajo bien hecho. Ahora, siendo
adulta, se niega a solicitar un ascenso en su empleo, a pesar de que su jefe la
anima a que lo haga. ¿Por qué razón? Porque teme que la consideren
incompetente. Es posible que no diga que lo hace por temor, pero es eso lo que
la frena sin duda.
Hay
varias otras raíces potenciales para la ansiedad. Entre
las más comunes:
Ø La creencia de no poder alcanzar el nivel establecido.
Ø Sentimientos de culpa por pecados del pasado.
Ø Creer erróneamente que DIOS es vengativo y no nos ha
perdonado.
Ø Actitudes inculcadas en la infancia.
Aunque
una o más de éstas te suenen familiares, no te desesperes, pues estas raíces
pueden ser eliminadas.
Cuando
sientas ansiedad, pregúntate cuál fue la causa del malestar. Saber qué cosas
alimentan tu temor, puede mostrarte la causa que lo ocasionó. Permite que DIOS
te ayude a rechazar la actitud mental perjudicial, y sustitúyala por la
seguridad de quienes escuchan al Señor, viven sin temor al mal.
Cada vez
que sientas temor o la ansiedad te ataque, lee esta promesa que el Señor tu DIOS
hoy te da: “Pero ahora, Israel, pueblo de Jacob, el Señor que te creó te dice: «No
temas, que yo te he libertado; yo te llamé por tu nombre, tú eres mío. 2 Si tienes que pasar por el agua,
yo estaré contigo, si tienes que cruzar ríos, no te ahogarás; si tienes que
pasar por el fuego, no te quemarás, las llamas no arderán en ti. 3 Pues yo soy tu Señor, tu
salvador, el Dios Santo de Israel…" (Isaías 43:1-3).
Las
palabras del Señor son como una medicina para nuestra mente, sus frases llenas
de sabiduría son capaces de darnos tranquilidad, de proporcionarnos descanso y
trasmitirnos un mensaje lleno de esperanza y una respuesta real y concreta a
nuestra ansiedad. Que Dios te bendiga.
ORACIÓN: Gracias
Padre Celestial porque en Ti encuentro esa seguridad y paz que sólo Tú puedes
dar. Gracias Señor porque en Tu Palabra encuentro y conozco cuán grande es Tu
amor hacia mí y mis seres queridos. Gracias Señor por todo éllo. Por Cristo
Jesús, amén.
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