Nunca podré pagarlo.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL AMOR MÁS GRANDE
ROMANOS 5:7-8 “Difícilmente habrá quien muera por un
justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero DIOS
demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores,
Cristo murió por nosotros.”
Doug Zehner, un niño de 10 años de Chesterton,
Indiana, resbaló y cayó en un arroyo crecido debido a las intensas lluvias, de donde
fue arrojado a una alcantarilla. Mark Thanos, un vecino, se lanzó tras él para
tratar de salvarlo. Al ver que tenía dificultades, el padre de Mark, de 74
años, también saltó al agua para ayudar. El niño, siendo más menudo que los dos
hombres, logró pasar a través de la abertura de 3 pies de la alcantarilla, y
salió nuevamente a la superficie 20 pies más adelante. Los dos hombres que
trataron de salvarlo murieron en el intento.
Los padres de Doug, conmovidos por la acción heroica
y desinteresada de sus vecinos, dijeron: "Dieron sus vidas
por nuestro hijo. Haremos todo lo posible por vivir vidas dignas de lo que han
hecho". Esos padres tuvieron la reacción apropiada.
Cuando alguien entrega su futuro por el de uno, la
mejor forma de agradecerle es viviendo una vida honorable. No hay cómo pagar la
deuda, todo lo que se puede hacer es honrar lo que alguien ha hecho por uno.
Esto es algo que los creyentes comprendemos, porque
gracias al sacrificio de Jesús en la cruz del Calvario, hemos recibido vida
eterna. Por lo tanto, de la mejor forma que podamos y que sabemos, honremos con
nuestras vidas al Cristo que murió por nuestros pecados.
Hablando acerca del accidente que había sufrido, y
donde casi había perdido la vida, Doug, casi llorando, dijo:"Ojalá que Mark (su vecino) no me
hubiera querido tanto".
Demos gracias que hay personas como Mark que pueden
amar hasta el punto de sacrificarse a sí mismos. Y aún más, seamos sumamente
agradecidos porque tenemos un Salvador, Cristo Jesús, que nos amó tanto, que
entregó Su vida, Su esperanza, Su todo, para que tu y yo fuéramos perdonados y
recibiéramos una vida nueva que durará para siempre.
ORACIÓN: Padre Eterno, gracias una vez más por Tu Gran amor y
por haberme dado una vida nueva a través del sacrificio de tu Hijo amado Jesús,
a quien enviaste “para
que todo aquel que en Él cree no se muera, sino que tenga vida eterna”.
Al morir por mí, me ha dado un regalo que nunca podría haber ganado por mí
mism@, y que nunca podré pagarlo, por lo que Te pido me ayudes a vivir una vida
de manera tal que ésta glorifique y honre el nombre de DIOS. En Cristo Jesús.
Amén
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