Las interrupciones pueden ser oportunidades
para servir.
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Bendiciones,
Enio
Meditación
Diaria
INTERRUPCIONES DIVINAS
Nuestro
Pan Diario
LUCAS 18: 40-41 “Jesús […] le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y
él dijo: Señor, que reciba la vista”
Los expertos coinciden en que las
interrupciones absorben una asombrosa cantidad de tiempo. Ya sea que estemos en
el trabajo o en casa, una llamada telefónica o una visita inesperada pueden
desviarnos de lo que consideramos nuestro propósito principal.
A la mayoría no nos gustan las
interrupciones; en especial, cuando generan inconvenientes o cambio de planes.
Pero JESÚS trató de manera muy diferente lo que parecían ser interrupciones.
Vez tras vez, en los Evangelios, vemos cómo interrumpía Sus actividades para
ayudar a los necesitados.
Mientras JESÚS iba camino a Jerusalén para
ser crucificado, un mendigo ciego, junto al camino, clamó: «¡JESÚS, Hijo de David, ten misericordia de mí!» (Lucas 18:35-38). Algunos
le dijeron que se callara, pero él seguía clamando. JESÚS se detuvo y le
preguntó: «¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
JESÚS le dijo: Recíbela, tu fe te ha salvado» (vv. 41-42).
Cuando alguien que realmente necesita ayuda
interrumpe tus planes, pídele sabiduría al Señor para saber cómo responder de
forma compasiva.
Lo que nosotros llamamos interrupción podría
ser una cita divina que el Señor ha concertado para ese día. — David C. McCasland
OREMOS:
Señor JESÚS,
lléname de sabiduría y compasión para responder como Tú lo hiciste ante los
necesitados.
En Tu Nombre, amén.
Un ciego de Jericó recibe la vista
35 Aconteció que, acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto
al camino mendigando, 36 y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37 Le dijeron que pasaba
Jesús nazareno.38 Entonces gritó, diciendo: —¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de
mí!
39 Los que iban delante lo reprendían para que callara; pero él gritaba aún
más fuerte: —¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
40 Jesús entonces, deteniéndose, mandó traerlo a su presencia. Cuando
llegó, le preguntó, 41 diciendo: —¿Qué quieres que te haga?
Y
él dijo: —Señor, que reciba la vista.
42 Jesús le dijo: —Recíbela, tu fe te ha salvado.
43 Al instante recobró la vista, y lo seguía glorificando a Dios; y todo el
pueblo, cuando vio aquello, dio alabanza a Dios.
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