Más le agrada al Señor que se le obedezca.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA OBEDIENCIA
A MEDIAS ES DESOBEDIENCIA
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1 SAMUEL 15:17-19 “17 Y
Samuel le dijo: —¿No te considerabas tú de poca importancia? Sin embargo, has
llegado a ser el jefe de las tribus israelitas, y el Señor te ha consagrado
como rey de Israel. 18 Ahora
bien, si el Señor te envió con la orden estricta de destruir a esos pecadores
amalecitas, y de atacarlos hasta acabar con ellos, 19 ¿por
qué desobedeciste sus órdenes y te lanzaste sobre lo que se le quitó al
enemigo, actuando mal a los ojos del Señor?
Cuando DIOS te llama a hacer algo específico,
¿cómo respondes? La mayoría de nosotros no le levantaría el puño y le gritaría:
“¡No voy a hacerlo!”. En vez de eso, luchamos con la idea durante algún tiempo.
A veces argumentamos, diciéndole todas las razones de por qué no surtirá efecto
el plan de ÉL. Otras veces, empezaremos a dudar de que hayamos escuchado bien,
y luego negaremos que incluso nos llamara. O podríamos reaccionar como Jonás y
simplemente correr en la otra dirección (Jonás 1:2,3).
Pero hay otra respuesta que muchas veces es
tan sutil que ni siquiera la reconocemos como desobediencia. Sustituir el plan
de DIOS por el nuestro es una manera de parecer obedientes, evitando así hacer
lo que no nos gusta. Fue así como respondió Saúl a la orden del Señor. A sus
ojos, reservarse algunos animales para ofrecerlos en sacrificio al Señor
parecía una idea mejor que la de DIOS.
El pecado de Saúl nos parece evidente, pero
con frecuencia no estamos conscientes de la manera como reaccionamos a
sustituciones similares. Quizás DIOS te está llamando a servir de una forma
particular, pero, por temor, decides servir en un área menos difícil. O tal vez
dedicas mucho tiempo a tu trabajo para que el Señor no note que tú estás descuidando a tu familia. A veces, hemos
mezclado tanto nuestros planes con los de ÉL, que ya no somos capaces de ver la
diferencia.
Al ofrecer un “mejor” plan, estamos
resistiendo callada y sutilmente el llamado de DIOS de vivir plenamente
dedicados a ÉL. No hay manera de que nuestro plan sea mejor que el que DIOS
tiene para nosotros.
OREMOS:
Perdóname Padre Celestial porque no he cumplido con amar al prójimo como a mí
mismo, sino que lo he hecho de acuerdo a mi voluntad y no a la tuya, perdóname.
Te lo pido
en el nombre de Cristo, amén.
El Señor rechaza a Saúl
15 Un día, Samuel dijo a Saúl:
—El Señor me
envió para consagrarte como rey de Israel, su pueblo. Por lo tanto, escucha lo
que el Señor te quiere decir. 2 Así dice el
Señor todopoderoso: “Voy a castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a
Israel, pues se interpusieron en su camino cuando venía de Egipto. 3 Por lo tanto, ve y atácalos;
destrúyelos junto con todas sus posesiones, y no les tengas compasión. Mata
hombres y mujeres, niños y recién nacidos, y también toros y ovejas, camellos y
asnos.”
4 Saúl mandó llamar al pueblo
y le pasó revista en Telaím. Eran doscientos mil hombres de infantería y diez
mil hombres de Judá.5 Después Saúl
se dirigió a la capital de Amalec y tomó posiciones junto al arroyo, 6 y dijo a los quenitas: —¡Apártense!
¡Salgan de en medio de los amalecitas, para que no los destruya a ustedes junto
con ellos; pues ustedes se portaron bien con los israelitas cuando venían de
Egipto!
Los quenitas
se apartaron de los amalecitas. 7 Entonces Saúl
atacó a los amalecitas desde Havilá hasta la entrada de Sur, que está en la
frontera de Egipto, y los derrotó; 8 tomó
prisionero a Agag, su rey, y mató a filo de espada a todo su ejército. 9 Sin embargo, Saúl y su
ejército dejaron con vida a Agag, y no mataron las mejores ovejas, ni los
toros, ni los becerros más gordos, ni los carneros, ni destruyeron las cosas de
valor, aunque sí destruyeron todo lo que era inútil y de poco valor.
10 Luego el Señor le habló a
Samuel, y le dijo:
11 —Me pesa haber hecho rey a
Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis órdenes.
Samuel se
quedó muy molesto, y durante toda la noche estuvo rogando al Señor. 12 A la mañana siguiente
madrugó para ir al encuentro de Saúl, pero le avisaron que éste se había ido a
Carmel, que allí se había levantado un monumento, y que luego, dando un rodeo,
había continuado hacia Guilgal. 13 Entonces
Samuel fue a donde estaba Saúl, el cual le dijo: —El Señor te bendiga. Ya he
cumplido la orden del Señor.
14 —¿Qué significan entonces
esos balidos de ovejas y esos bramidos de toros que estoy escuchando?
—respondió Samuel.
15 —Los han traído de Amalec
—contestó Saúl—, porque la gente ha conservado las mejores ovejas y los mejores
toros para ofrecerlos en sacrificio al Señor tu Dios. Pero hemos destruido lo
demás.
16 —¡Calla, que te voy a
comunicar lo que el Señor me dijo anoche! —le interrumpió Samuel.
—Habla
—respondió Saúl.
17 Y Samuel le dijo: —¿No te
considerabas tú de poca importancia? Sin embargo, has llegado a ser el jefe de
las tribus israelitas, y el Señor te ha consagrado como rey de Israel. 18 Ahora bien, si el Señor te
envió con la orden estricta de destruir a esos pecadores amalecitas, y de
atacarlos hasta acabar con ellos, 19 ¿por qué
desobedeciste sus órdenes y te lanzaste sobre lo que se le quitó al enemigo,
actuando mal a los ojos del Señor?
20 Saúl contestó: —Yo obedecí
las órdenes del Señor, y cumplí la misión que él me encomendó: he traído
prisionero a Agag, rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas. 21 Pero la tropa se quedó con
ovejas y toros, lo mejor de lo que estaba destinado a la destrucción, para
sacrificarlos en honor del Señor tu Dios en Guilgal.
22 Entonces Samuel dijo: «Más
le agrada al Señor que se le obedezca, y no que se le ofrezcan sacrificios y
holocaustos; vale más obedecerlo y prestarle atención que ofrecerle sacrificios
y grasa de carneros. 23 Tanto peca el
que se rebela contra él como el que practica la adivinación; semejante a quien
adora a los ídolos es aquel que lo desobedece. Y como tú has rechazado sus
mandatos, ahora él te rechaza como rey.»
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