Lo
que cuenta es la opinión de mi Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EN BUSCA DE APROBACIÓN
El
Aposento Alto
**Leer
Juan 10:19-30
JUAN 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen.”
Mientras nos
preparábamos para recibir la visita de nuestros nuevos parientes políticos,
observamos en la casa algunas cosas en las que antes no habíamos reparado. El
juego de platos nos resultó anticuado, los pisos de madera crujían y las
ventanas estaban un poco sucias. Sentimos que los invitados detectarían estas
pequeñas imperfecciones. Hasta el jardín de rosas que cuidábamos con tanto amor
parecía deslucido.
Tomé asiento
y fijé la mirada en un conjunto de rosas blancas, amarillas y rojas,
preguntándome cómo lograríamos acomodar todo, y pensé en cómo parecía ser que
mi vida giraba demasiado alrededor de la opinión de los otros.
La necesidad
de ser aprobado por colegas, amigos y familiares ocupaba la mayor parte de mis
pensamientos y dejaba muy poquito lugar para escuchar a DIOS. Había permitido
que las palabras de la gente desplazaran a la palabra de DIOS. Pero, DIOS no
desea que vivamos presos de las opiniones y críticas de quienes nos rodean,
sino que, como hijos e hijas de DIOS, busquemos la aprobación y los
pensamientos de nuestro SEÑOR.
Es la
opinión de DIOS la que debe importarnos. El punto de vista de las otras
personas podrá parecer una forma confiable para medir éxitos y fracasos, pero
en realidad, solo cuenta la opinión de DIOS. Solo DIOS puede liberarnos de la
percepción que otros tengan de nosotros.
OREMOS: Gran DIOS, ayúdanos a escuchar Tu voz por sobre las
muchas voces que nos hacen desviar la atención de Tí. En el amor de CRISTO
JESÚS, amén.
Sr. Doug Lim (California, EE.UU.)
**Leer Juan 10:19-30
Volvió a
haber división entre los judíos por estas palabras. 20 Muchos de ellos decían: —Demonio
tiene y está fuera de sí. ¿Por qué lo oís?
21 Decían otros: —Estas palabras no son de
endemoniado. ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos?
LOS JUDÍOS RECHAZAN A JESÚS
22 Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la
Dedicación. Era invierno, 23 y
Jesús andaba en el Templo por el pórtico de Salomón. 24 Lo rodearon los judíos y
le dijeron: —¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo,
dínoslo abiertamente.
25 Jesús les respondió: —Os lo he dicho, y
no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de
mí; 26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis
ovejas, como os he dicho. 27 Mis
ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; 28 yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni
nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi
Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la
mano de mi Padre. 30 El
Padre y yo uno somos.
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