El llamado a obedecer.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
OBSTÁCULOS A LA OBEDIENCIA
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2ª
REYES 5:11-17
11 Naamán
se enojó y se fue diciendo: «Yo pensé que el profeta saldría a recibirme, y que
oraría a su DIOS. Creí que pondría su mano sobre mi cuerpo y que así me sanaría
de la lepra. 12 ¡Los
ríos Abaná y Farfar, que están en Damasco, son mejores que los de Israel! ¿No podría
bañarme en ellos y sanarme?»
Así que se fue de allí
muy enojado. 13 Pero
sus sirvientes se acercaron a él y le dijeron: «Señor, si el profeta le hubiera
pedido que hiciera alguna cosa difícil, usted la habría hecho. ¡Con más razón,
debiera hacerle caso y meterse en el río Jordán para sanarse!»
14 Naamán
fue y se metió siete veces en el río Jordán como le había dicho el profeta.
Enseguida su piel quedó sana y suave como la de un niño. 15 Luego Naamán y todos sus
acompañantes regresaron a ver a Eliseo. Cuando Naamán llegó ante el profeta, le
dijo: —Ahora estoy seguro de que sólo en Israel se adora al verdadero DIOS. Por
favor, acepta un regalo de este tu servidor.
16 Eliseo
le contestó: —No voy a aceptar ningún regalo. Lo juro por el DIOS al que sirvo.
Naamán le insistió para
que lo aceptara, pero Eliseo no quiso. 17 Entonces Naamán le dijo: —Permíteme llevar toda la
tierra que pueda cargar en dos mulas, porque de ahora en adelante voy a ofrecer
sacrificios y ofrendas sólo a DIOS. No se los ofreceré a ningún otro dios.”
La obediencia es una acción poderosa que puede
desencadenar la gloria de DIOS de maneras que están más allá de nuestra
imaginación. Pero obedecer es usualmente difícil porque nuestros deseos son
probados. Nos asusta hacer lo que ÉL dice, por temor a perder lo que es
importante para nosotros.
No obedecer puede impedirnos recibir lo que más
deseamos.
Al comienzo, tres obstáculos impidieron a Naamán obedecer
las instrucciones de DIOS, y eso casi lo privó de experimentar una curación milagrosa.
1. El orgullo. Como oficial
de alto rango, Naamán temía perder su dignidad si obedecía. Sus siervos
tuvieron sabiduría para ver cómo el orgullo le estaba robando la vida. ¿Cuántas
veces desconfiamos de DIOS, por temor a parecer unos tontos?
2. Las expectativas egocéntricas.
Naamán se puso furioso cuando sus expectativas específicas no fueron
satisfechas. Nosotros, también, muchas veces nos enojamos con el SEÑOR cuando ÉL
no complace nuestras exigencias. Pero si realmente queremos hacer su voluntad, debemos
dejar que ÉL haga.
3. La incredulidad. La fe de
Naamán solo llegaba hasta la visión que tenía de cómo sería curado. Fue
necesaria la fe de sus siervos para ayudarle a ver la verdad: que la obediencia
era clave para que DIOS respondiera a su gran necesidad.
El llamado a obedecer, muchas veces pone al descubierto
ataduras de las cuales el SEÑOR quiere librarnos. Cuando decidimos responder
con fe, DIOS se revela a sí mismo de una manera nueva que fortalece nuestra
confianza en ÉL; porque a la larga nuestra mayor necesidad es conocer mejor al SEÑOR.
OREMOS:
Señor mi DIOS. Perdóname porque muchas veces te he desobedecido. Te suplico que
quites de mí esta atadura y fortalece mi confianza y fe en Ti. Gracias Señor
por las pruebas y muestras de Tu amor. En CRISTO JESÚS, amén.
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