Aumenta mi fe.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿EN QUIÉN PONES TU CONFIANZA?
SALMOS 56:4 “… confío en DIOS y no siento miedo.
¿Qué puede hacerme un simple mortal?”
Etty Hillesum era una joven
judía que vivía en Ámsterdam en 1942. En aquel tiempo, los nazis estaban
arrestando judíos y enviándolos como a ganado a los campos de concentración.
Mientras esperaba un arresto inevitable y sintiendo temor a lo desconocido,
empezó a leer la Biblia, y conoció a Cristo. Simplemente puso su mano en la
mano de DIOS y encontró un valor que la dejó sorprendida.
Entonces escribió en su
diario: “Desde todos los ángulos nos viene la destrucción y pronto se cerrará
el círculo y absolutamente nadie podrá venir en nuestro auxilio. Pero no siento
que estoy en las garras de nadie. Me siento segura en los brazos de DIOS. Y ya
sea que esté sentada en mi viejo y querido escritorio en el distrito judío, o
en un campo de concentración bajo la vigilancia de los guardias, me sentiré
segura en los brazos de DIOS. Porque una vez que has empezado a andar con DIOS,
sólo necesitas seguir caminando con ÉL, y toda la vida se convierte en una
larga y maravillosa caminata.”
Etty Hillesum era una imagen
viva y genuina de la declaración del salmista: “confío en DIOS y no siento miedo. ¿Qué puede
hacerme un simple mortal?” ¡Qué poderoso aliento para una persona llena
de temor!
El apóstol Pablo, también
producto de su propia experiencia, muchos siglos después escribió en su carta a
los Romanos: “¿Qué, pues,
diremos a esto? Si DIOS es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
(Romanos 8:31).
Lamentablemente en ocasiones
nos olvidamos de DIOS y ponemos nuestra confianza en alguna persona, a la cual
consideramos capacitada para ayudarnos a resolver nuestro problema. En este
aspecto la Biblia nos advierte de la siguiente manera: Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el
hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del
Señor! Será como una zarza en el
desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del
desierto, en tierras de sal, donde nadie habita.» Bendito el hombre que confía
en el Señor, y pone su confianza en El. Será como un árbol plantado junto al
agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor,
y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca
deja de dar fruto.» Jeremías 17:5-8.
¿Acaso te encuentras en una
situación que te llena de temor? ¿Sientes que no puedes hacer nada para
defenderte? Medita en esta enseñanza y confía plenamente en el DIOS
todopoderoso. ÉL no le falló a David, ni al apóstol Pablo, ni a Etty Hillesum,
ni te va a fallar a tí si tú pones en ÉL toda tu confianza.
OREMOS: Bendito PADRE Celestial, confieso que
me agobian las circunstancias, tengo miedo y no sé qué hacer. Por favor,
aumenta mi fe para que yo pueda confiar totalmente en Tí, y con toda seguridad
declarar que si Tú eres por mí entonces no hay nada ni nadie que pueda hacerme
daño. En el nombre de JESUCRISTO, amén.
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