Arma mortífera.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
BOCA
por RITCHIE
PUGLIESE
SALMOS 141:3”Señor, ponle
a mi boca un guardián; vigílame cuando yo abra los labios”. (DHH)
Una de las armas mortíferas del
ser humano es su lengua descontrolada. Es probable que élla haya causado más
daño que cualquier arma de fuego.
Las palabras que salen de nuestra
boca pueden edificar o destruir, bendecir o maldecir, animar o desanimar.
Alguien dijo con razón que DIOS nos dio dos orejas para oír y una boca para
hablar.
Debemos reconocer que muchas veces
hablamos de más o emitimos juicios que no deberíamos decir. Poner un freno en
nuestra boca es un hábito que se puede aprender, especialmente si se tiene la
tendencia a hablar más de la cuenta. Las peleas, los conflictos y las
discusiones siempre se hacen con la boca.
El pasaje de hoy nos dice que
debemos pedirle al SEÑOR que guarde nuestra boca, que le ponga un guardián, para
que de élla sólo salgan palabras de bendición. A veces se originan situaciones
“calientes”, donde las palabras se transforman en griterío y el calibre de
éllas son destructoras.
Debemos aprender a domar nuestra
lengua antes que lleguen las discusiones. En medio del “calor” de una discusión
es bien difícil callarse. Más vale hacer silencio y dejar que la otra persona
revele lo que tenga en su corazón, por lo que dice, que ponerse a la altura de
élla diciendo cosas que no convienen.
En tu trabajo, en tu familia, en
tu barrio quizás éste sea un momento para poner guardia en tu boca y no decir
palabra. Muchas veces el silencio es salud.
Cada día al levantarte entrégale
al SEÑOR tu boca para que de élla no salga ninguna palabra destructora.
OREMOS: SEÑOR, ayúdame a callar cuando sea necesario y hablar en el momento
adecuado. Hazme un canal de bendición con mis palabras. Gracias DIOS mío. En el
nombre de CRISTO, amén.
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