lunes, 11 de mayo de 2015

EL SERVICIO A LOS DEMÁS

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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
EL SERVICIO A LOS DEMÁS …
Matt Woodley
MATEO 20: 26-27 "26 Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo."
Cada año, la revista Forbes publica su lista de las 100 personas más famosas del mundo. Es indudable que a nuestra sociedad le encantan las celebridades. Estas personas parecen tenerlo todo —fama, poder, belleza, influencia y admiración de las masas—. ¿Quién no querría ser como éllas, al menos en pequeña escala?
Lamentablemente, el mal asociado con la adoración a las celebridades puede convertirse rápidamente en un verdadero caso de envidia; y al recordar a los discípulos de Jesús, podemos observar que sin dudas mostraron señales de ese mismo mal.
Durante tres años, el Señor había estado enseñándoles a tomar un camino totalmente diferente al de una celebridad —uno de anonimato y humildad, bondad en secreto y acciones de misericordia—. Pero en el capítulo 20 de Mateo, los discípulos todavía no han aprendido la lección.
Esta es la tercera vez que Jesús repite los horribles detalles de su muerte inminente, lo cual debería haber consternado y devastado a sus discípulos. En vez de eso, Jacobo y Juan comienzan a pugnar por los mejores asientos en el reino. Jesús va a la cruz, y éllos quieren ser estrellas.
Entonces las cosas empiezan a volverse un caos. Los otros 10 discípulos “se enojaron contra los dos hermanos”, y comenzaron a envanecerse y a jactarse con los clamores de todo aspirante a celebridad: “Fíjense en mí”, “yo estaba primero”, y “yo soy mejor que ustedes”.
Entonces, Jesús entra en escena, primeramente amonestándolos en cuanto a la manera equivocada de vivir. “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de éllas”, les dice. A lo largo de la historia humana, esta manera equivocada ha parecido completamente natural. No es de extrañar que la receta de Jesús en cuanto a la manera correcta de vivir se considerara escandalosamente anormal: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor” (vv. 25-27).
Pero, además, el Señor Jesús no nos da simplemente un buen consejo; también se convierte en nuestro servidor al “dar su vida en rescate por muchos” (v. 28). Un rescate es un pago que se hace a favor de alguien mantenido cautivo en contra de su voluntad. En este sentido, los discípulos no eran solamente rehenes de un conquistador romano opresor; también eran cautivos de su apego a la fama, el poder y los privilegios.
Así que Jesús ha tomado nuestro lugar; murió la muerte que nosotros debiéramos haber padecido. A la luz de Su grandeza y de Su humildad, no importa a quien Forbes anuncie a los cuatro vientos el próximo año, solamente hay espacio para una verdadera celebridad.
Por Su vida, muerte y resurrección, el Señor Jesús se ha apoderado de modo definitivo del primer lugar en la única lista que importa. Felizmente, por Su gracia, este humilde Rey nos invita a unirnos a ÉL como Sus invitados en el escenario de la redención.
ORACIÓN: Padre Celestial. Perdóname por las veces en que en mi corazón he sido vanidoso y soberbio. Ayúdame a aceptar Tu voluntad y a servirte mejor cada día. Que lo que haga sea en servicio a los demás sea de Tu agrado. Que así como me ayudan yo ayude también. Y que cómo actúe y me comporte de acuerdo a Tu voluntad. En el nombre de Cristo, amén.
Lectura Biblica - MATEO 20:17-28 (RVR1995)
JESÚS ANUNCIA POR TERCERA VEZ SU MUERTE
17 Mientras subía Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte y les dijo por el camino: 18 «Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte 19 y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día resucitará.»
PETICIÓN DE SANTIAGO Y DE JUAN
20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
21 Él le dijo: —¿Qué quieres?
Ella le dijo: —Ordena que en tu Reino estos dos hijos míos se sienten el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
22 Entonces Jesús, respondiendo, dijo: —No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos le respondieron: —Podemos.
23 Él les dijo: —A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: —Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Pero entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.


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