Cuando aceptamos el perdón del SEÑOR, renunciamos a guardar resentimiento.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
OBSTÁCULOS PARA PERDONAR
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**Leer Mateo 18:21-35
MATEO 18:21,22 “21 Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: —Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete? 22 Jesús le contestó: —No te digo hasta siete veces,
sino hasta setenta veces siete.”
El perdón puede definirse como dejar el resentimiento contra alguien y renunciar al derecho de desquitarse; mientras que la falta de perdón exige que el culpable pague por el mal que hizo.
Según estas definiciones, el no perdonar parece ser lo justo, y perdonar, injusto. Ésta es la razón por lo que resulta tan difícil perdonar. El perdón está en contra de la conciencia de lo que es justo, que nos ha sido dada por DIOS. Sin embargo, ¡DIOS nos llama a perdonar a quienes no lo merecen!
Para evitar perdonar, nos repetimos una y otra vez el daño sufrido, hasta que nuestro deseo de venganza y el dolor que sentimos parecen totalmente justificados. Convencidos de nuestro derecho de estar enfadados, exigimos el pago, pensando que no darle a una persona el castigo que merece, ¡no es justo!
El Padre Celestial enfrentó el mismo dilema. Toda la humanidad había pecado y merecía la separación eterna de ÉL. Pero DIOS no podía perdonar el pecado arbitrariamente, porque entonces dejaría de ser justo. Nuestro perdón es posible sólo porque la justicia divina fue satisfecha por el pago que hizo Su Hijo por nuestros pecados. Ahora DIOS es libre para perdonarnos legítimamente.
Cuando aceptamos el perdón del SEÑOR, renunciamos a guardar resentimiento. Un corazón que no perdona es muy desdichado, porque está alejado de DIOS, que es la fuente de toda paz y felicidad.
¿El pensar en alguna persona, o verla, despierta en tí rencor? Aferrarte al resentimiento te mantendrá prisionero de la turbación emocional, pero renunciar al mismo te hará libre. Cristo ha dado la llave del perdón. Tómala, abre la puerta del calabozo y sal a la luz.
OREMOS: Padre Celestial. Ayúdame a aceptar a Tu Hijo
como mi Señor y Salvador y enséñame a perdonar.
Te lo pido en el nombre de Cristo, amén.
**Leer Mateo 18:21-35 (DHH)
21 Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús: —Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete?
22 Jesús le contestó: —No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
La parábola del funcionario que no quiso perdonar
23 »Por ésto, sucede con el reino de los cielos como con un rey que quiso hacer cuentas con sus funcionarios. 24 Estaba comenzando a hacerlas cuando le presentaron a uno que le debía muchos millones. 25 Como aquel funcionario no tenía con qué pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía, para que quedara pagada la deuda. 26 El funcionario se arrodilló delante del rey, y le rogó: “Tenga usted paciencia conmigo y se lo pagaré todo.” 27 Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
28 »Pero al salir, aquel funcionario se encontró con un compañero suyo que le debía una pequeña cantidad. Lo agarró del cuello y comenzó a estrangularlo, diciéndole: “¡Págame lo que me debes!” 29 El compañero, arrodillándose delante de él, le rogó: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.” 30 Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que le pagara la deuda. 31 Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que fueron a contarle al rey todo lo sucedido. 32 Entonces el rey lo mandó llamar, y le dijo: “¡Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque me lo rogaste. 33 Pues tú también debiste tener compasión de tu compañero, del mismo modo que yo tuve compasión de ti.” 34 Y tanto se enojó el rey, que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía.
35 Jesús añadió: —Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano.
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