sábado, 18 de noviembre de 2017

¿POR QUÉ SUFRIMOS?

Ciertamente no hay gozo en el sufrimiento.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria,
¿POR QUÉ SUFRIMOS?
1ª PEDRO 1:5-7 “…a quienes el poder de DIOS protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos. Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego.  Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.”
No pasa un día sin que veamos en la televisión o leamos en los periódicos noticias acerca de accidentes que cuestan la vida de una o más personas. Es fácil imaginar el dolor de aquel padre o madre o cualquier otro familiar que recibe la trágica e inesperada noticia.
Alrededor del mundo, miles de personas están en estos momentos sufriendo por la pérdida de un ser querido. Y en medio del terrible dolor muchos se preguntan: “¿Por qué DIOS permite tanto sufrimiento?” Cuando ha llegado a nosotros de manera inesperada una prueba con su correspondiente dolor y sufrimiento, muchas veces ha surgido la pregunta: “¿Por qué a mí?”
Preguntas como éstas abundan mucho en el vocabulario de los creyentes. Quizás inconscientemente nos aferramos a la idea de que una vez que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, los sufrimientos y tribulaciones van a desaparecer de nuestras vidas y que todo va a marchar siempre “a pedir de boca”.
Lo cierto es que no es así. La experiencia nos enseña que, al igual que los incrédulos, mientras caminamos en este mundo encontraremos muchas pruebas, algunas de las cuales traen con ellas una gran dosis de dolor y pesar que afecta nuestras vidas profundamente. Realmente no debía sorprendernos, pues Jesús lo advirtió a sus discípulos, a aquellos que habían dejado todo para seguirlo, cuando les dijo: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33).
La Biblia nos enseña que el creyente madura por medio del sufrimiento. Nuestra fe se fortalece por medio de las pruebas, afirma el pasaje de hoy.
La vida del cristiano es un llamado a la gloria a través de un camino de sufrimientos. Así dice 1 Pedro 5:10: “Mas el DIOS de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, El mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”
DIOS usa el sufrimiento con el fin de limpiarnos, purificarnos y prepararnos para disfrutar de la gloria junto a ÉL.  Es, sin duda, una parte importante del proceso de santificación. Al igual que Jesucristo, obtendremos la victoria a través del sufrimiento. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso del dolor y la vergüenza que sufrió porque sabía que después del sufrimiento disfrutaría de un gozo extraordinario, y que volvería a sentarse junto al Padre en el trono de DIOS, dice Hebreos 12:2.
Ciertamente no hay gozo en el sufrimiento. El gozo viene después. No hubo gozo el viernes en la cruz del Calvario. El gozo se manifestó el Domingo en la Resurrección. Pero para que hubiese resurrección tuvo que haber muerte primero.
JESÚS pudo haberse librado de la cruz, pero no lo hizo por amor a nosotros. ÉL decidió aceptar el plan del Padre, confiar en ÉL y obedientemente padeció el terrible e injusto sufrimiento. Y después fue exaltado hasta lo sumo, dice Filipenses 2:9.
Los que hemos decidido seguir a Jesús, también a veces recibimos golpes que nos sacuden; a veces desfallecemos, nos sentimos agotados y desanimados, pero nunca destruidos ni derrotados, y podemos tener la seguridad de que más adelante nos espera un gozo indescriptible.
ORACIÓN: Bendito DIOS, gracias por esta enseñanza que me consuela y me da esperanza en medio de la prueba. Te confieso que no tengo muchas veces las fuerzas para soportar el dolor y el sufrimiento. Ayúdame a confiar que luego de esta prueba me espera el gozo y la victoria. En el nombre de Jesús, Amén

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