sábado, 30 de diciembre de 2017

¡Que tengan ustedes y sus queridas familias un maravilloso y bendecido Año Nuevo, lleno de la presencia de nuestro Señor!  
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿QUÉ RASTRO ESTÁS DEJANDO?
Hay tres cosas, y hasta cuatro,
que me asombran y no alcanzo a comprender:
19 el rastro del águila en el cielo,
el rastro de la víbora en las rocas,
el rastro de un barco en alta mar
y el rastro del hombre en la mujer.
PROVERBIOS 30:18-19
Los rastros son importantes. Muchas veces sirven al cazador para lograr dar con la pieza que desea capturar. Para el cazador experimentado, el terreno es un claro mapa donde las huellas de la presa  le indican en qué dirección se mueve el objetivo, si va acompañado y el tiempo transcurrido desde que la pieza pasó por ese lugar. Estos rastros no pueden ser detectados en terrenos rocosos, en el agua o en el aire porque no quedan huellas de ningún tipo que permitan determinar la trayectoria ejecutada por el animal.
Los caminos por los cuales transitamos no son más que la acumulación de rastros de todas las personas y vehículos que han utilizado esa vía para desplazarse. Es decir, la superposición de rastros  da como resultado la creación y la perduración del camino. Quizá ésto fue lo que quiso decirnos el gran poeta español Antonio Machado con aquello de “Caminante, no hay camino; se hace camino al andar.”
El hijo de DIOS que cumple con su propósito siempre deja un rastro. Aún después de dejar el mundo para reunirse con el Señor en la mansión celestial queda el recuerdo y el ejemplo de Sus buenas obras y de todo lo que hizo para el servicio y la gloria de Su Señor.
Lamentablemente, hay unos cuantos hijos de DIOS que pasan por este mundo y no dejan ni el más mínimo rastro de su estadía. Son como ramas secas que dan una sensación de volumen al árbol pero no producen ni hojas ni flores ni frutos.
Propongámonos en el nuevo año que rápidamente se nos avecina dejar un rastro perdurable, no tanto para que se sepa que por aquí pasó fulano o zutano sino para reflejar la gloria de DIOS que al final es el principal propósito de nuestra existencia. Y que ¡SÓLO A DIOS SEA LA GLORIA!
OREMOS: Padre Celestial. Ayúdame Señor para que en este nuevo año deje una huella imborrable de Tu amor en mis seres queridos,
en mis amigos y en toda persona que llegue a conocer.
En el nombre de Cristo, amén.

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