Todo lo bueno que tenemos es un regalo de DIOS.
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Bendiciones
Enio
Meditación Diaria
¿SOY AGRADECIDO?
SALMOS 100:4 “Entren por sus puertas con acción
de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; dénle gracias, alaben
su nombre”.
Tenemos
muchas razones para ser agradecidos. Todo lo bueno que tenemos necesita ser
mirado como un regalo de DIOS. Si no lo miro como un regalo, entonces lo veo
como un derecho y cuando lo veo como un derecho termino exigiendo mis derechos,
protestando por mis derechos y angustiándome por mis derechos. Cuando todo lo
veo como un regalo, termino dando gracias a DIOS por sus regalos.
La
actitud es lo que cuenta. Necesitamos vivir con esa actitud de agradecimiento a
DIOS. La gratitud es un reconocimiento de
que la vida no me debe nada y todo lo he recibido como un regalo de DIOS.
Todo
lo que tengo es un verdadero regalo. Mi espos@ es un regalo, mis hij@s son un
regalo, mi cuerpo es un regalo, la salud es un regalo, la comida es un regalo,
la casa es un regalo, etc., etc., etc. Gratitud
es el punto donde comienzo a experimentar a DIOS de una manera poderosa, sin
comparación alguna y maravillosa.
El
Talmud judío narra la conocida historia de Bruria. Bruria y su esposo, Rabbi
Meir, tenían dos hijos los cuales murieron un Viernes antes del Shabbat. Bruria
decidió no decirle a su esposo acerca de la muerte de sus dos hijos sino
después de celebrar el Shabbat, ya que de acuerdo a la ley Judía, no se permite
tener un funeral ni expresar luto en el Sábado. De todas maneras no había nada que
éllos pudieran hacer sino hasta después del Sábado. Bruria guardó la
información para élla misma y dejó que su esposo gozara la celebración del
Shabbat. (Imagínense la capacidad de esa mujer para hacer éso, tratando de
explicarle a su esposo donde estaban sus hijos…).
Cuando
la celebración del Sábado terminó, élla le preguntó a su esposo: ¿Cuál debe ser
la apropiada actitud de una persona a quien le han prestado dos joyas muy
valiosas y el propietario de las dos joyas ha pedido que se le retorne esas dos
joyas? El esposo respondió: Esa persona necesita regresarlas al
propietario.
Entonces
Bruria tomó a su esposo de la mano y lo llevó al cuarto donde yacían sus hijos
muertos y le dijo: “DIOS nos ha solicitado que le
retornemos las dos joyas que nos prestó”.
Bruria
enseñó de esa manera la lección trasformadora de la vida. Todo lo que tenemos
no sólo es un regalo, sino también un préstamo.
No somos señores de nada, somos sólo siervos a
quien El Señor les ha prestado todo.
Cuando entendemos que todo es un regalo y un préstamo de DIOS,
comenzamos a sentir gratitud hacia DIOS, la fuente de todo bien.
Nunca
olvidemos todas las bendiciones que rodean nuestra vida. No malgastes tu tiempo
viendo lo malo solamente cuando hay tanto bueno por qué agradecer. Sobre todo,
debemos dar gracias a DIOS por el regalo de la salvación que nos dio por medio
de Cristo Jesús --el más grande regalo que hemos recibido de DIOS— que ha hecho
posible que en nuestra condición de pecadores, nos haya adoptado como Sus
hijos.
El
amor incondicional de DIOS, Su infinita misericordia y Su maravillosa gracia se
manifestaron al no darnos lo que merecíamos, “la muerte
eterna”, y regalarnos lo que no merecíamos, “la
vida eterna”.
Dice Romanos 6:23: “Porque
la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de DIOS es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro.”
Si aún no posees este precioso
regalo, dispón tu corazón para recibir el perdón de DIOS, aceptando a Su Hijo
Jesucristo como tu Salvador personal.
OREMOS: Gracias Señor… ¿Por qué olvidarme hoy de Tu bondad y Tu amor? Déjame
elevar ante Tí esta oración con fervor, y así con un corazón abierto decirte:
Muchas gracias mi Señor, recibo con gozo todas las muestras de Tu bondad y
amor, y también Tu misericordia y Tu perdón. Gracias Padre Santo, gracias una
vez más por proveer el medio, a través del sacrificio de Tu Hijo amado, para
perdonarme y lavarme de toda mi maldad. Te ruego pongas en mi corazón la plena
convicción de ese perdón y que yo pueda vivir una vida de victoria. Gracias por
las pruebas de Tu amor. En el nombre de Jesús, amén.
Salmo 100
1 Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda
la tierra; 2 adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo. 3
Reconozcan que el Señor es DIOS; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo, ovejas de su prado.
4 Entren por sus puertas con acción de gracias;
vengan a sus atrios con himnos de alabanza; dénle gracias, alaben su nombre. 5
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para
siempre.
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