TÚ SEÑOR eres la fuente de todo.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿DE QUÉ DEPENDE TU FELICIDAD?
SALMO 4:7 “Tú diste alegría a mi corazón
mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.”
La búsqueda de la felicidad es sin
duda uno de los más grandes desafíos, si no el mayor, a los que se enfrenta
toda persona. El
ser humano no se siente totalmente feliz mientras le falte algo que él
considera que debe tener, ya sea en el aspecto material, emocional o
espiritual. Por eso muchas personas se pasan toda la vida buscando “eso” que
les falta, y cuando lo encuentran se dan cuenta que todavía no son lo felices
que esperaban ser. Y, mientras tanto, en el proceso se encuentran
circunstancias tanto positivas como negativas las cuales los llevan de arriba a
abajo en el aspecto emocional.
Los
sicólogos, que se habían centrado siempre en la curación y el alivio de las
enfermedades mentales, comenzaron hace unos años el estudio de las personas
normales y su potencial para la alegría, el gozo y la realización personal.
David Lykken, profesor emérito de la Universidad de Minnesota, ha elaborado lo
que él llama la teoría del “punto de felicidad”. Él llegó a la conclusión de
que la mayoría de las personas regresan a su nivel anterior de felicidad de
seis meses a un año después de acontecimientos dramáticos como la tristeza por
perder a un ser querido, o la emoción de mudarse a la casa soñada. Lykken llama
a ese punto de referencia original el “punto de felicidad”.
En
el cristiano el “punto de felicidad” es muy diferente al del mundo, pues no
depende de los altibajos normales de la experiencia humana. La Biblia nos dice
que busquemos nuestra felicidad en el DIOS inmutable y no en nuestras variables
e inciertas circunstancias. En el pasaje de hoy, David alaba a DIOS diciéndole:
“Tú diste
alegría a mi corazón mayor que la de éllos cuando abundaba su grano y su
mosto.” (Salmo 4:7).
Esta
“alegría en el corazón” es muy diferente y mucho más profunda que la sensación
de bienestar que proviene de las circunstancias favorables. Se refiere al gozo
que proviene del Espíritu de DIOS, el cual no depende de si nos va bien o nos
va mal, sino que está relacionado exclusivamente con la presencia de DIOS en
nuestras vidas. Así lo declara David en el Salmo 16:11 “En tu presencia hay plenitud de gozo.”
Nosotros
tendremos la misma experiencia que el salmista cuando dejemos de decir: “Yo
sería feliz si...” y empecemos a declarar: “Yo doy gracias a DIOS porque...”.
El gozo que se basa en el amor y la misericordia de nuestro DIOS,
independientemente de nuestras circunstancias, debería ser nuestro constante
“punto de felicidad”.
El
apóstol Pablo llegó a conocer el secreto de la verdadera felicidad, la que se
siente lo mismo en la escasez que en la abundancia, cuando falta algo o cuando
algo sobra. En su carta a los filipenses les dijo: “En gran manera me gocé en el Señor de
que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también
estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga
escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé
vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado,
así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como
para padecer necesidad.” (Filipenses 4:10-12). Y entonces completa el
pensamiento con el secreto de su constante gozo y felicidad: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.” (Filipenses
4:13).
Si
estás pasando por momentos de tristeza en tu vida, acércate a DIOS, clama a ÉL,
pídele que derrame la unción restauradora de Su Espíritu en tu espíritu
quebrantado, y pronto comenzarás a sentir Su paz y Su gozo inundando tu
corazón.
OREMOS: Mi Bendito PADRE,
ayúdame a entender que Tú eres la fuente de todo lo que yo necesito en la vida
para ser feliz. Declaro que Tu presencia llena mi vida de paz y de gozo. Por CRISTO JESÚS, amén.
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