De ti depende…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
CUESTIÓN DE PERSPECTIVA
APOCALIPSIS 3:17 “…
no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.”
Uno de mis cuentos favoritos trata de
un ranchero tejano que ofrecía consejería agrícola a un granjero alemán, al
cual le preguntó sobre el tamaño de su propiedad. Éste respondió: «Casi 255 hectáreas». Cuando el alemán
le preguntó al tejano cuánto medía su rancho, este le explicó que, si subía a
su camioneta al amanecer y conducía hasta que anocheciera, todavía estaría
dentro de sus tierras.
Dejando de lado el chiste, es
importante tener una perspectiva correcta. Desgraciadamente, los creyentes de
Laodicea tenían un concepto equivocado de la riqueza(*). A simple vista, eran
ricos: tenían abundantes bienes terrenales y pensaban que no necesitaban nada;
ni siquiera al Señor. Pero Jesús tenía una visión diferente. A pesar de su
prosperidad material, ÉL veía que cada uno de éllos era «desventurado, miserable, pobre, ciego y
desnudo» (v. 17). Por éso, los invitó a volverse verdaderamente
ricos al buscar lo que solo ÉL podía proveer: pureza, identidad, rectitud y
sabiduría.
Nuestra sociedad valoriza excesivamente
las riquezas y los bienes materiales. Las personas están clasificadas
socialmente según sus ingresos: Clase baja, clase media y clase alta, con
alguna variación entre éllas. Somos constantemente bombardeados con propaganda
publicitaria diseñada para apelar a mejorarnos a nosotros mismos y a
"escalar el escalón social". Una propaganda específica que he visto
mucho últimamente es el tema recurrente de "Tú te lo mereces" o
"Tu puedes". Las agencias publicitarias conocen muy bien la
naturaleza humana y explotan ese conocimiento al máximo para promocionar sus
productos y servicios. Nosotros, seres pecadores, tenemos una tendencia
intrínseca por el placer y por los "bienes materiales", y éllos usan
éso para sacar provecho económico de éllo.
Como hijos de DIOS, debemos estar siempre
alertas sobre esta urgencia de "tener" y ganar status social, así
como de aquellos que sacan provecho de éso. El apóstol Pablo tiene esta
tremenda exhortación para nosotros [y de hecho, es una gran fuente de ganancia]
“Pero gran ganancia es la piedad (verdadera
religión) acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo,
y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos (satisfechos) con ésto. Porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas (inútiles), que hunden
a los hombres en destrucción y perdición." (1 Timoteo 6:6-9).
Cuando el énfasis de nuestra vida está
bien fundado en la piedad, el contentamiento personal es una de las
maravillosas consecuencias. Después de todo, ¿qué puede ser mejor que tener
nuestras necesidades satisfechas y poder dormir con la conciencia limpia?
Piénsalo. No cometamos el error de los
laodicenses, sino mantengamos una perspectiva apropiada de qué significa ser
rico: La riqueza verdadera no se mide por lo que tienes, sino por quién eres en
Cristo. "ÉL
será la seguridad de tus tiempos, Te dará en abundancia salvación, sabiduría y
conocimiento: el temor del Señor será tu tesoro." (Isaías 33:6)
La persona más pobre es aquella cuya única riqueza es el dinero.
ORACIÓN: Amado
Padre Celestial, Tu verdad me dice que he venido al mundo sin nada, y que
partiré de él también sin nada. Líbrame de realizar esfuerzos sin sentido para
acumular cosas terrenales, y no permitas que el dinero y los bienes materiales
puedan convertirse en ídolos en mi vida. Concédeme un corazón de buscar
sinceramente Tu Reino y Su Justicia. En el nombre de Jesús. Amén.
(*) LECTURA BIBLICA: Apocalipsis 3:14-22
14 »Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea:
Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el soberano de la creación de Dios:
15 Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni
caliente. ¡Ojalá
fueras lo uno o lo otro!
16 Por tanto, como no eres ni frío ni caliente,
sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca.
17 Dices: "Soy rico; me he enriquecido y no
me hace falta nada"; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el
pobre, ciego y desnudo eres tú.
18 Por eso te aconsejo que de mí compres oro
refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te
vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los
ojos y recobres la vista.
19 Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.
20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre
la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que salga vencedor le daré el derecho de
sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en
su trono.
22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu
dice a las iglesias.
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