Un tesoro tan grande…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
TESORO
ENTERRADO
SALMOS 119:18 “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.”
Al haber crecido en la zona rural de
Missouri, donde vivió el bandido norteamericano Jesse James (1847–1882), mis
amigos y yo estábamos convencidos de que él había enterrado un tesoro cerca.
Recorríamos los bosques soñando con encontrar una alforja o algún otro tesoro.
Solíamos ver a un anciano que cortaba leña con un hacha enorme.
Durante años, vimos que este misterioso
«hachero» recorría penosamente las carreteras buscando latas de bebidas, su
único tesoro. Después de cambiarlas por dinero, regresaba a su ruinosa casucha,
sin techo y despintada, con una botella en una bolsa de papel marrón. Luego de
su muerte, sus familiares encontraron fajos de dinero guardados en su
destartalada casa.
¿Qué dirías tú si de pronto encontrases
un tesoro enterrado en tu propia casa?
¡Tal vez eres rico y no lo sabes! Existe una riqueza que ningún ladrón
te podrá quitar, ni por la que tú necesitas pagar impuestos: es espiritual,
está a tu alcance y te hará tener una vida abundante y muy feliz. Este tesoro
es la Sagrada Escritura, La Biblia, la eterna Palabra de DIOS. La paz espiritual,
el consuelo, el ánimo, la esperanza y los consejos que recibimos de este Santo
Libro, son joyas muy valiosos.
Trescientas sesenta veces se nos
repiten las palabras: "No temas". Además de sus 31.000 promesas, la
Biblia responde claramente a los más variados interrogantes que se hace el
hombre; y la orientación sobre el pasado, el presente y el futuro, abren ante
nuestros ojos una nueva dimensión y una amplia visión panorámica del propósito
de DIOS para nuestras vidas.
Como el hachero que desconocía el
tesoro que tenía, los creyentes, a veces, ignoramos partes de las Escrituras.
Olvidamos que debemos utilizarla en su totalidad; que cada pasaje está incluido
en el canon por un motivo. ¿Quién sabía que el libro de Levítico tiene un
tesoro enterrado tan valioso? En siete eficaces versículos del capítulo 19*,
DIOS nos enseña a proveer para los pobres y los desvalidos, sin quitarles la
dignidad; a manejar nuestros negocios con ética; y a respetar al Señor en
nuestra vida cotidiana. Si tan solo unos versículos pueden contener un tesoro
tan grande, piensa en todo lo que podría ser nuestro si buscáramos en la Biblia
todos los días.
ORACIÓN: Te doy
gracias Señor, por Tu Palabra, que me es más preciosa que el oro. Es lámpara
que ilumina mi senda y pan que alimenta mi alma; es agua que refresca y
purifica mi espíritu, es espejo que me muestra como soy y espada en mis luchas.
Gracias por el poder tan extraordinario que hay en élla, y que está a mi
disposición. Te ruego aumentes en mi corazón hambre y sed de Tu Palabra, y te
reveles a mí por medio de ella. En el nombre de Jesús, amén.
LECTURA
BIBLICA: *Levítico 19:9-15
9 »Cuando llegue el tiempo de la cosecha, no
sieguen hasta el último rincón de sus campos ni recojan todas las espigas que
allí queden.
10 »No rebusquen hasta el último racimo de sus
viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros.
Yo soy el Señor su DIOS.
11 »No roben. »No mientan. »No engañen a su
prójimo.
12 »No juren en mi nombre sólo por jurar, ni
profanen el nombre de su DIOS. Yo soy el Señor.
13 »No explotes a tu prójimo, ni lo despojes
de nada. No retengas el salario de tu
jornalero hasta el día siguiente.
14 »No maldigas al sordo, ni le pongas tropiezos
al ciego, sino teme a tu DIOS. Yo soy el Señor.
15 »No perviertas la justicia, ni te muestres
parcial a favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia.
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