Ayúdanos Señor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
TODA UNA VIDA POR DELANTE
JEREMÍAS 29:11 "Porque yo sé muy
bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y
no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza".
Se llamaba
Pastor Pérez Gutiérrez. Tenía quince años de edad y vivía en Managua,
Nicaragua. Un día recibió un fuerte regaño de su madre. El muchacho se sintió
sumamente deprimido. Negros pensamientos invadieron su mente, y lo envolvió una
mezcla de resentimiento y despecho junto con la sensación de no valer nada.
Con la
voluntad vencida, la mente ofuscada y la razón perdida, el muchacho, que apenas
estaba entrando a la vida, vio en su imaginación que se levantaba ante él una
tétrica figura. Era la rama de un árbol, con una cuerda amarrada. Pastor Pérez
Gutiérrez se dijo a sí mismo que la única solución para su vida era el
suicidio, y tomando la fatal determinación, se encaminó al árbol en el patio de
su casa. Allí amarró una soga a una de las ramas, y se colgó de ella. Quince
años, nada más, y ya la carga de la vida le era demasiado pesada.
El suicidio
de un joven nos conmueve hasta lo más profundo. Todo suicidio, toda derrota de
un semejante, nos entristece, pero cuando oímos de algún joven que se suicida,
sufrimos más. Él que tiene toda una vida por delante, con tan brillantes
oportunidades como ofrece la vida, y trunca todo en un instante, está
despreciando lo más grande que posee: su futuro. Además, Cristo ofrece vida en
abundancia a todo el que sepa echar sus cargas sobre Él. La vida trae de todo
—momentos malos y tristes, y días de dicha y alegría—, pero cada ser humano es
una vida que DIOS ha creado y que ninguno debe cortar antes que DIOS lo llame.
El suicidio
de un joven es un grave síntoma social. Algo anda muy mal cuando una criatura
de quince años arma su brazo contra sí mismo. Eso dice muchísimo acerca de la
falta de fe, del descreimiento, de la insensibilidad espiritual y de la furia
contenida que existe en el ambiente en que vive ese joven. DIOS nos tiene en
este mundo porque ÉL tiene propósitos para nuestras vidas.
Es cierto
que en esta vida hay momentos de agonía, pero los hay también de profunda paz.
Y la vida de cada uno de nosotros tiene, querámoslo o no, una influencia
poderosa en otros que nos acompañan en este camino. Éllos dependen muchas veces
de nuestra estabilidad. No les neguemos nuestro brazo de ayuda.
Cristo quiere que pongamos
nuestra confianza y nuestra vida entera en Sus manos. Si aún no lo hemos hecho, rindámonos hoy mismo a DIOS
nuestro Creador.
ORACIÓN:
Padre nuestro, que estás en los cielos. Gracias te
damos por la vida que nos das y le das a mis seres queridos, familiares y
amigos. Ayúdanos a entenderte, comprenderte y a amarte cada día más y más. Que
Tu Palabra sea mi guía y todo lo que haga sea para agradarte, Señor. Bendíceme.
En el nombre de Cristo, amén.
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