Gracias por TU
amor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿PUEDES AMAR COMO DIOS TE AMA?
1a
CORINTIOS 13:4-7 “El amor es sufrido, es
benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se
goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.”
Esta
es una historia muy conocida pero vale recordarla hoy: En una ocasión un anciano
llegó a una clínica para que le curaran una herida en una mano. Mostraba mucho
apuro porque, según dijo, estaba atrasado para un compromiso. Mientras lo
curaba, el joven médico le preguntó el motivo de su prisa, y él dijo que
necesitaba ir a un asilo de ancianos a tomar el café de la mañana con su esposa
que estaba internada allí hacía bastante tiempo. Su esposa sufría de
“Alzheimer” en estado bastante avanzado.
Mientras
terminaba el curetaje, el médico le preguntó si élla no se preocuparía porque
él estaba retrasado. “No”, dijo él. “Ella ya no sabe quién soy yo. Hace casi
cinco años élla ni me reconoce.”
Intrigado,
el médico le preguntó: “Pero, si élla ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa
necesidad de estar con ella todas las mañanas?” El anciano sonrió, dio una
palmadita en la mano del médico y le dijo: “Es verdad, élla no sabe quién soy
yo, pero yo sí sé quién es élla.” Mientras el anciano salía de prisa, el joven
médico, emocionado pensaba: “Ésta es la clase de amor que me gustaría encontrar
en la vida.”
El
pasaje de hoy describe el amor verdadero desde el punto de vista de DIOS, quien
inspiró al apóstol Pablo a escribir esta carta a los cristianos de Corinto.
Ciertamente no es fácil encontrar en este mundo esta clase de amor, porque sus
características van más allá de todo entendimiento y todo sentimiento humano.
Es un amor que no puede ser expresado por nuestra naturaleza carnal. Es el amor
que se manifestó cuando DIOS envió a su hijo Jesucristo para que muriese en la
cruz en lugar de cada uno de nosotros.
Y
ese amor de DIOS es tan infinito, tan imposible de describir con palabras, que
el apóstol Juan simplemente pudo escribir: “Porque de tal manera
amó DIOS al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16) ¿Cómo describir el amor de un
padre que sacrifica a su único hijo por salvar a aquellos que lo rechazaron
desde un principio?
Y
de esta manera DIOS nos exhorta a amar a los demás. En el Sermón del Monte,
Jesús dice a sus discípulos: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu
prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por
los que os ultrajan y os persiguen.” (Mateo 5: 43-44).
Es
muy fácil que amemos a aquellos que han sido buenos con nosotros. Pero, ¿amar a
los que nos han herido? Jesús nos exhorta a amar de esta manera porque primero ÉL
dio el ejemplo. En los momentos más difíciles y dolorosos de su vida, mientras
sufría el indescriptible dolor de la crucifixión, Jesús clamó al cielo,
diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas
23:34).
Este
es el verdadero amor, aquel que hace que nos olvidemos de nosotros mismos y pensemos
primero en los demás. Sólo el Espíritu Santo puede poner en nosotros este amor
tan puro que viene de DIOS, porque DIOS es amor.
Muchos
países celebran, el 14 Febrero, el "Día del Amor y la Amistad"
también llamado el "Día de los Enamorados". Hagámonos el propósito de
celebrarlo nosotros mostrando al mundo el precioso amor de nuestro DIOS.
Expresemos ese amor con nuestras palabras y acciones aún a aquellos que, de
alguna manera, nos han herido. Para éllo es necesario que busquemos más el
rostro del Señor en oración y leamos y meditemos más en Su Palabra. Pide a DIOS
que Su Espíritu Santo produzca en tí su fruto. Entonces podrás amar de la
manera en que ÉL te ama.
ORACIÓN: Amante Padre Celestial, reconozco
que por mis propias fuerzas nunca podré amar a los demás como Tú deseas que los
ame. Lléname de tu Santo Espíritu, y que en mí se manifieste su fruto para que
yo pueda amar aún a aquellos que me han herido u ofendido. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
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