miércoles, 29 de abril de 2015

CONTRA LA PARED

El gran amor de DIOS.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria 
CONTRA LA PARED
Pan Diario
ROMANOS 8:35 “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”
El 25 de abril de 1915, soldados del Cuerpo del Ejército de Australia y Nueva Zelanda desembarcaron en la península de Gallipoli esperando una rápida victoria. Pero la feroz resistencia de parte de la defensa turca dio como resultado un punto muerto de ocho meses durante el cual miles de soldados en ambos bandos terminaron heridos o muertos.
Muchos de los soldados de las tropas australianas y neozelandesas que fueron evacuados a Egipto visitaron el campamento de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA, por sus siglas en inglés) en las afueras de El Cairo, donde el capellán Oswald Chambers ofreció hospitalidad y esperanza a estos hombres tan quebrantados y desilusionados por la guerra.
Con gran perspicacia y compasión, Chambers les dijo: «Ningún hombre es el mismo después de una agonía; o se vuelve mejor o se vuelve peor, y la agonía de la experiencia de un hombre casi siempre es lo primero que abre su mente para entender la necesidad de la redención obrada por Jesucristo. Al final de la pared del mundo está DIOS de pie con los brazos extendidos y todo hombre que es conducido hacia allí es llevado a los brazos de DIOS. La cruz de Jesús es la evidencia suprema del amor de DIOS».
Pablo preguntó: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?» (Romanos 8:35). Su confiada respuesta fue que nada puede separarnos del amor de DIOS en Cristo. (vv. 38-39).
Cuando estamos contra la pared, DIOS está allí con los brazos abiertos. —DCM
ORACIÓN: Padre Celestial, gracias Te damos porque diste a Tu Hijo Unigénito para que todo aquel que en ÉL crea no se pierde sino que tiene la vida eterna. Gracia Señor por las muestras de Tu amor. En el nombre de Cristo, amén.
LECTURA BIBLICA:  Romanos 8:31-39
Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DIA;  SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.



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