miércoles, 8 de abril de 2015

DESAPARECIENDO A PAPÁ

Tu disciplina moldea mi carácter. Gracias Señor…
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria    
DESAPARECIENDO A PAPÁ
HEBREOS 12:5-6 «Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por El,  porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.»
Joe lleva a sus dos hijas a jugar en el parque cerca de su casa casi todas las tardes. El observa mientras la hija mayor monta su bicicleta alrededor del parque con su hermana sentada detrás. El padre ha advertido a la niña mayor que no pedalee lejos de la vista de él.  Sin embargo, la niña traviesa a menudo no presta atención a las palabras de papá. 
Un día, Joe decidió enseñarle una lección a su hija mayor. Cuando las niñas se fueron pedaleando, el se escondió de tal modo que no lo pudieran encontrar. Al principio, las niñas estaban felices en la bicicleta. Pero cuando de repente se dieron cuenta que papá no estaba a la vista, la niña mayor entró en pánico y comenzó a llorar. Pensaba que élla y su hermana estaban perdidas, que el padre las había abandonado.  
Ésa fue la entrada para que el padre saliera de su escondite. Abrazó a sus niñas, y les explicó por qué había hecho su acto de desaparición. La siguiente vez que estuvieron en el parque, las niñas no pedalearon demasiado lejos. La niña mayor le sonreía a su padre y decía, «Papi, hoy estoy siendo tu hijita obediente».
Este incidente debe hacernos recordar la manera en que DIOS nos disciplina como un padre disciplina a su hijo. Puede que algunas veces parezca como si ÉL hubiese desaparecido de nuestras vidas. Pero en realidad, somos nosotros los que nos hemos alejado de DIOS y ÉL nos ha dejado para que nos las arreglemos solos.
ÉL aparta la bendición de Su rostro. Lo hace para que podamos aprender nuestra lección y dejemos de ir por la vida por nuestra cuenta. En Hebreos 12 se nos insta, «Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni te desanimes al ser reprendido por Él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo».  Más bien, debemos centrarnos en el hecho de que Su disciplina moldea nuestro carácter.
Cuando pasemos por pruebas o tentaciones siempre debemos mirar a DIOS y preguntarle qué es lo que ÉL quiere que aprendamos. Nuestro Padre observa nuestras caídas y está ahí presente para levantarnos con ternura y amor. Y aunque las caídas y las pruebas duelen, ÉL quiere que aprendamos alguna lección para forjar nuestro carácter y acercarnos más a Su lado. Si respondemos de la manera correcta, nos ayudará a madurar en nuestra fe.
DIOS está al mando de nuestras vidas. ÉL nos ha rescatado del pecado, perdonado y convertido en parte de Su familia. La obediencia agradecida debe ser igualmente nuestra respuesta.
Cada día tenemos una disyuntiva: Podemos reconocer la soberanía de DIOS y confiar en ÉL, o rechazarle y seguir nuestro plan. Comprometámonos a obedecer a nuestro Padre Celestial adondequiera que ÉL nos conduzca.
ORACIÓN: Padre Celestial deseo acercarme más a Tu lado, ayúdame Señor para poder hacerlo y que me digas qué debo hacer para lograrlo. Confío en Ti y ayúdame Señor a cumplir Tu voluntad. En el nombre de Cristo, amén.


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