El SEÑOR es el dueño de todas las cosas.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LA PARTE
QUE LE CORRESPONDE A DIOS
MALAQUÍAS 3:7-12
“Ustedes me preguntan: “¿Y de qué tenemos que
arrepentirnos?” 8 Yo
les respondo: “No es fácil que alguien me robe; sin embargo, ¡ustedes me han
robado!”
»Todavía se atreven a preguntarme: “¿Y qué te hemos
robado?” Pues escúchenme bien: ¡Me han robado porque han dejado de darme el
diezmo y las ofrendas! 9 Todos
ustedes, como nación, me han robado; por eso yo los maldigo a todos ustedes,
también como nación.
10 »Traigan a mi templo sus
diezmos, y échenlos en el cofre de las ofrendas; así no les faltará alimento.
¡Pónganme a prueba con esto! Verán que abriré las ventanas del cielo, y les
enviaré abundantes lluvias. 11-12 Además,
alejaré de sus campos las plagas de insectos que destruyen sus cosechas y sus
viñedos. Tendrán entonces un país muy hermoso, y todas las naciones los
considerarán muy dichosos. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo
haré.”
El profeta Malaquías
lanzó una advertencia a los israelitas sobre su inadecuada mayordomía. Al no
seguir los principios de DIOS en el manejo de los recursos que les había dado,
estaban robando los diezmos.
Dado que nosotros también recibimos recursos del SEÑOR, debemos manejar
nuestros ingresos de acuerdo con los principios bíblicos. Primero, eso
significa reconocer que el SEÑOR es el dueño de todas las cosas: “pues yo soy el
dueño
de los animales del bosque y del ganado de los cerros. 11 Yo conozco muy bien a
todas las aves del cielo, y siempre tomo en cuenta a los animales más pequeños.
12 Si yo tuviera
hambre, no te pediría de comer, pues soy el dueño del mundo y de todo cuanto
hay en él.“ (Salmos
50:10-12). Él creó los cielos, la Tierra y todo lo que hay en ellos, y todo lo
que tenemos proviene de Su mano.
Segundo, debemos
reconocer que el PADRE Celestial ha designado a Sus hijos como mayordomos de
todo lo que le pertenece. Tenemos que usar con sabiduría lo que el SEÑOR nos ha
dado y devolverle una parte de lo que nos ha confiado: ”Ahora quiero hablarles acerca del dinero que van a
dar para ayudar a los del pueblo de Dios en Jerusalén. Hagan lo mismo que les
dije a las iglesias de la región de Galacia. 2 Es decir, que cada domingo, cada uno de ustedes debe
apartar y guardar algo de dinero, según lo que haya ganado. De este modo no
tendrán que recogerlo cuando yo vaya a verlos.” (1ª Corintios
16:1-2); “Adviérteles
a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas,
porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que
confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo
disfrutemos. 18 Mándales
que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben
dar y compartir lo que tienen.” (1ª Timoteo
6:17-18). Cuando ofrendamos para la Iglesia y para los
necesitados, le estamos dando a DIOS.
El SEÑOR pide que le
demos la primera parte de todo lo que ganemos: “Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más
importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes; 10 así nunca te faltará ni
comida ni bebida.” (Proverbios 3:9-10), pero no porque lo
necesite; ya lo posee, ya sea que se lo demos o no. Más bien, somos nosotros
los que tenemos que aprender a confiar en ÉL como nuestro Proveedor, y actuar
con generosidad, obediencia y gratitud por Su bondad para con nosotros.
OREMOS: PADRE Celestial, Dador de todo lo bueno que tenemos, Tú eres dueño
de todo y Tú generosamente nos lo das como bendición que debemos sabiamente
usar y proteger. Gracias te damos por Tu gracia y misericordia para con todos
nosotros. Ayúdame a retribuirte con mi diezmo. En el nombre de nuestro Señor
JESUCRISTO, amén.
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