lunes, 6 de septiembre de 2021

MANOS VACÍAS

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Reflexiona y ora.

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Bendiciones,

Enio

Meditación Diaria

MANOS VACÍAS

Ministerios Nuestro Pan Diario

 

LUCAS 15: 17-24

“Por fin comprendió lo tonto que había sido, y pensó: “En la finca de mi padre los trabajadores tienen toda la comida que desean, y yo aquí me estoy muriendo de hambre. 18 Volveré a mi casa, y apenas llegue, le diré a mi padre que me he portado muy mal con Dios y con él. 19 Le diré que no merezco ser su hijo, pero que me dé empleo, y que me trate como a cualquiera de sus trabajadores.” 20 Entonces regresó a la casa de su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre corrió hacia él lleno de amor, y lo recibió con abrazos y besos21 El joven empezó a decirle: “¡Papá, me he portado muy mal contra Dios y contra ti! ¡Ya no merezco ser tu hijo!”

22 Pero antes de que el muchacho terminara de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. 23 ¡Maten el ternero más gordo y hagamos una gran fiesta, 24 porque mi hijo ha regresado! Es como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había perdido y lo hemos encontrado.”

Y comenzó la fiesta.

 

Roberto se sintió avergonzado cuando llegó a una reunión con desayuno y se dio cuenta de que se había olvidado la billetera. Le molestó tanto que consideró si debía comer algo o simplemente pedir algo para beber. Después de que su amigo lo convenció, pudo relajarse. Ambos disfrutaron de los bocadillos, y su amigo pagó con gusto la cuenta.

Tal vez puedas identificarte con este dilema o alguna otra situación que te coloque del lado del que recibe. Querer pagar nuestros propios gastos es normal, pero hay ocasiones en que debemos recibir con humildad lo que se nos da.

El hermano menor, en Lucas 15:17-24, seguramente pensaba que tendría algo que pagar mientras consideraba qué le diría a su padre. «Le diré que no merezco ser su hijo, pero que me dé empleo, y que me trate como a cualquiera de sus trabajadores.» (v. 19). «¿Trabajadores ¡Su padre no haría tal cosa! Lo consideraba un hijo amadísimo que regresaba a su hogar. Como tal, se encontró con el abrazo afectuoso de su padre (v. 20). ¡Qué imagen espectacular del evangelio!

Nos recuerda que, mediante la muerte de JESÚS, ÉL nos reveló a un PADRE amoroso que recibe con los brazos abiertos a hijos con manos vacías. Un escritor de himnos lo expresó así: «Ningún precio traigo a ti, mas tu cruz es para mí».

De Arthur Jackson

REFLEXIONA Y ORA

¿Cómo te sientes al saber que, como JESÚS pagó tu deuda, puedes recibir perdón de tus pecados?

Si nunca recibiste este perdón, ¿qué te impide que aceptes este regalo en JESÚS?

OREMOS: DIOS del cielo, ayúdame a recibir y a disfrutar el perdón que has proporcionado mediante Tu Hijo JESÚS.

En Su Santo Nombre, amén.

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