Su ayuda y protección.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
LOS PROBLEMAS Y LA ORACIÓN
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Leer 2 Crónicas 20:3-15 (DHH)
2a CRÓNICAS 20:9 “Si nos viene algún mal como castigo, sea la guerra, la peste o el hambre, nos presentaremos delante de este templo, porque tú estás en este templo, y en nuestras angustias te pediremos ayuda, y tú nos escucharás y nos salvarás.”
Cuando el rey de Judá proclamó un ayuno nacional para buscar la ayuda de DIOS, personas de todas las poblaciones se reunieron para orar.
Las acciones y las palabras de Josafat nos enseñan verdades importantes en cuanto a la solución de problemas mediante la oración.
• DIOS es más grande que nuestros problemas. El rey dijo que DIOS era el gobernante todopoderoso de las naciones, contra Quien nadie podía resistir: “dijo: «Jehová, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y dominas sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder que no hay quien te resista?” (2ª Crónicas 20:6). Muchos problemas están más allá de nuestra capacidad de solución, pero nada es imposible para ÉL En Jeremías 32:17 encontramos “Tú, Señor, con gran despliegue de poder creaste el cielo y la tierra. Nada hay imposible para ti." y en Mateo 19:26 "Jesús los miró y les contestó: —Para los hombres esto es imposible, pero para DIOS todo es posible." Si oramos mientras nos concentramos en Su grandeza, nuestros problemas se reducirán a la proporción adecuada.
• DIOS quiere que otros se unan a nosotros en las oraciones que hacemos. Familias enteras de Judá respondieron al llamado del rey, y se reunieron delante de DIOS. "Todo Judá estaba de pie delante del Señor, incluyendo sus mujeres y sus hijos, aun los niños más pequeños." (2a de Crónicas 20:13). La oración tuvo también un papel central en la vida de la iglesia primitiva. En Hechos 2:42 tenemos "Y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en reunirse para partir el pan y en la oración."
• Por medio de la oración, el Señor nos dará la solución al problema. Su respuesta puede ser precisamente lo que le pedimos, o algo totalmente inesperado; ÉL puede decirnos que esperemos en vez de actuar, o puede dirigirnos a involucrarnos en algo nuevo. En cualquier caso, la dirección de DIOS será de acuerdo con Su voluntad perfecta. Además de ésto, ÉL puede pedirnos que demos un paso de fe.
No sabemos cuánto tiempo esperó el pueblo una respuesta, pero no actuaron hasta tenerla de parte de DIOS. ÉL les dijo que no temieran ni se desanimaran, sino que confiaran en ÉL. De igual modo, la oración nos lleva a la presencia de DIOS para que podamos recibir fuerzas y dirección.
OREMOS: PADRE Celestial, gracias te doy por este nuevo día que me das y por las bendiciones recibidas hasta el momento. Gracias porque cada vez que me acerco y recurro a Tí, Tú me das fuerzas y dirección para el día. Tú me proteges y ayudas cada vez que te necesito. Das solución a mis problemas, de acuerdo a Tú voluntad. Gracias SEÑOR. En el nombre y amor de CRISTO, amén.
3 Josafat sintió miedo y decidió acudir al Señor. Así que anunció un ayuno en todo Judá, 4 y la gente de Judá se reunió para pedir ayuda al Señor. De todas las ciudades de Judá llegó gente. 5 Josafat se puso de pie en medio del pueblo de Judá que se había reunido en Jerusalén, frente al atrio nuevo del templo del Señor, 6 y exclamó: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¡tú eres el Dios del cielo, tú gobiernas a todas las naciones! ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie puede oponerte resistencia! 7 Dios nuestro, tú arrojaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de este territorio y se lo diste para siempre a los descendientes de Abraham, tu amigo. 8 Después de haberse establecido aquí, construyeron un templo para ti, y dijeron: 9 “Si nos viene algún mal como castigo, sea la guerra, la peste o el hambre, nos presentaremos delante de este templo, porque tú estás en este templo, y en nuestras angustias te pediremos ayuda, y tú nos escucharás y nos salvarás.” 10 Pues ahora, aquí están los amonitas, los moabitas y los de la montaña de Seír, en cuyos territorios no quisiste que entraran los israelitas cuando venían de Egipto, sino que se apartaron de ellos y no los destruyeron. 11 En pago de eso, ahora nos atacan para arrojarnos de tu propiedad, la tierra que tú nos diste como propiedad. 12 Dios nuestro, ¿no vas a castigarlos? Pues nosotros no tenemos fuerza suficiente para hacer frente a ese gran ejército que nos ataca. ¡No sabemos qué hacer; por eso tenemos los ojos puestos en ti!»
13 Todo Judá estaba de pie delante del Señor, incluyendo sus mujeres y sus hijos, aun los niños más pequeños. 14 Y estando todo el pueblo reunido, Jahaziel, hijo de Zacarías y nieto de Benaías, el cual era hijo de Jeiel y nieto de Matanías, un levita descendiente de Asaf, quedó poseído por el espíritu del Señor 15 y dijo: «Pongan atención, habitantes de Judá y de Jerusalén, y tú, rey Josafat. El Señor les dice: “No tengan miedo ni se asusten ante ese gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes sino de Dios.
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