Tú estás en control
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿DUDAS DE QUE DIOS PUEDE AYUDARTE?
MATEO
14:28-33 “Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú,
manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de
la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento,
tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe!
¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo:
Verdaderamente eres Hijo de DIOS.”
La duda es un sentimiento que no proviene de DIOS. Es
exactamente lo contrario a la fe, la cual sí viene de DIOS (Efesios
2:8),
pues es fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22).
Las dudas nos roban las bendiciones de DIOS, nos impiden
recibir las respuestas a nuestras oraciones, y constituyen una barrera que nos
prohíbe acercarnos al Señor y disfrutar de Su santa presencia, de Su gozo y de
Su paz inefable. Dice Santiago 16:6-7: “Pero pida con fe, no dudando nada;
porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el
viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que
recibirá cosa alguna del Señor.”
A los discípulos los había sorprendido una fuerte tormenta
en medio del mar. La barca en que viajaban estaba siendo azotada por enormes
olas que amenazaban con hundirla. Entonces llegó Jesús, andando sobre el mar, y
les habló palabras de aliento. Fue entonces que Pedro, el impetuoso discípulo,
le dijo: “Señor,
si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.” Tan pronto
Jesús le dijo: “Ven”, Pedro descendió de la barca, y comenzó a caminar
perfectamente sobre el mar. Podemos imaginar el asombro de todos los
discípulos, y aún del mismo Pedro, ante semejante milagro verificándose ante
sus ojos. Pero entonces sucedió algo inesperado: Pedro miró a su alrededor, y
cuando vio el oleaje producido por el fuerte viento, inmediatamente tuvo miedo
y comenzó a hundirse, y gritó desesperadamente: “¡Señor, sálvame!” Entonces Jesús
extendió su mano para ayudarlo, y le dijo: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”
Mientras Pedro tenía su mirada fija en Jesús pudo caminar sobre las aguas. Pero
tan pronto miró las circunstancias, y dudó que él pudiera seguir caminando en
esas condiciones, se hundió. Esto nos pasa a todos nosotros en muchas
ocasiones, dudamos porque nuestra fe flaquea. Entonces nos hundimos en la
angustia, el afán, el desánimo y finalmente en la desesperación.
En situaciones difíciles, en las que estamos esperando la
ayuda de DIOS, debemos rechazar inmediatamente, en el nombre de Jesucristo,
toda duda que venga a nuestra mente. Claro que es más fácil decirlo que
hacerlo. Por nosotros mismos no podemos eliminar todas las dudas, pero con la
ayuda del Señor sí podemos. En Su poder y Su fuerza veremos siempre la luz
detrás de la oscuridad, la calma en medio de la tormenta, y la victoria en las
circunstancias más difíciles. A medida que crecemos espiritualmente, y nuestra
fe aumenta, las dudas van disminuyendo, independientemente de la situación en
que nos encontremos.
Busca una relación más íntima con DIOS, pasa un tiempo a
solas con ÉL cada día, ora, escudriña Su palabra, medita en élla, ponla en
práctica. . Como resultado tu fe aumentará, las dudas que te asaltan
desaparecerán de tu vida, y podrás disfrutar libremente del amor y la gracia
del Señor.
ORACIÓN: Padre Santo, te ruego aumentes mi fe, y me
ayudes a desechar toda duda que intente robarme la paz y la seguridad de que Tú
estás en control, y que Tus planes en mi vida son siempre planes de bienestar y
de esperanza. En el nombre de Jesús, amén.
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