Gracias
Señor.
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Bendiciones,
Enio
Meditación Diaria
¿EN QUIÉN PONGO MI ESPERANZA?
SALMOS 118:8-9 “Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los
poderosos.”
Gran parte de nuestra
desesperanza surge de que en numerosas oportunidades hemos sido engañados o
alguien nos ha fallado y no nos ha cumplido lo prometido; sólo tenemos que
ponernos a pensar la incertidumbre, la angustia y la inseguridad que nos
ha tocado sufrir cuando hemos puesto la esperanza en personas, ideas o
cosas.
Este sufrimiento proviene en
parte de las terribles experiencias que nos ha tocado vivir al ver como
aquellos en quienes confiábamos faltaban a sus promesas o simplemente eran
incapaces de responder responsablemente por lo que se habían comprometido.
Otras veces porque sencillamente cometimos el grave error de confiar en alguien
cuyas males intenciones no pudimos discernir a tiempo. Nuestros problemas y
nuestros enemigos tienen una asombrosa capacidad para lucir más grandes y
poderosos de lo que realmente son. Son como perros rabiosos que nos amedrentan
con sus horrorosas fauces y sus impresionantes ladridos y nos hacen pensar que
ocurrirá lo peor. Mientras mostremos estar atemorizados ellos tendrán la
ventaja sobre nosotros. Ellos saben detectar el miedo que nos abruma.
Si te ha sobrevenido la
desesperanza es muy probable que estés agotado. Este agotamiento es producto de
que hasta ahora has intentado luchar utilizando sólo tus fuerzas y tus
capacidades. Te has enfrentado tu solo al enemigo. Es lo más normal, así nos
han enseñado toda la vida, que debemos luchar, que debemos perseverar, que no
debemos rendirnos. Esto es parcialmente cierto en cuanto a no dejarnos
apabullar por las circunstancias mas no significa que debamos luchar
exclusivamente con nuestras fuerzas.
Mas cuando pones tu esperanza
en DIOS, reconoces que tus fuerzas son insuficientes para la tarea.
Entiendes que por muy grande que parezca el problema que te atribula, tu
DIOS es más grande aún. Se aclara tu mente y te das cuenta que nada,
absolutamente nada puede oponerse o resistir el poder y el amor de DIOS.
Poner nuestra esperanza en
DIOS nos hará estar tranquilos, confiados, seguros, porque en Quien hemos
puesto nuestra confianza es alguien bueno, no solo bueno, alguien excelente.
Alguien que nunca nos fallará, ni nunca nos engañará; el Único que es fiel para
cumplir todas Sus promesas; Alguien que nos ama profundamente y sólo desea lo
mejor para nosotros.
Debemos reconocer que Su
presencia implica salvación, protección y una esperanza firme para
nuestras vidas. Olvídate de esas malas experiencias y comienza de
nuevo, esta vez con DIOS y verás como nunca más estarás sin esperanza. ¿Estás listo para poner tu esperanza en DIOS?
ORACIÓN: Gracias Padre Celestial. Reconozco, ahora, que
he estado actuando sólo ante mis problemas sin recurrir a Ti… Perdóname Señor…
De ahora en adelante sabrás mis cuitas y problemas… Ayúdame Señor… En Tu nombre,
amén.
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